Capítulo 60: La Astucia Del Zorro
—Ahora mi enemigo a muerte, Zorro negro, más conocido como Zack Fernández. Esta echo cenizas ¡JA!
—Jefe la barricada está siendo barrida por los hombres de Zack.
—Pues vayan allá y acábenlos. No quiero que se esparzan.
Los hombres de zorro blanco procedieron a cometer las ordenes de su jefe. Mientras que Fabián se regocijaba entre los cadáveres de los hombres.
—Ahora si estas acabado. Zack viste a lo que tuve que llegar para poder vencerte. Sabes no quería hacerte esto pero te me pusiste grosero, y entonces tuve que proceder, pero bueno ya que estas aquí, moriste en tu propia hacienda, que ahora es mi ¡aja! Hasta nunca Zorro Negro, también conocido como Zack.
—Si exacto adiós bastardo.
De la nada, Zack salió con una pistola en mano, y apunto a Fabián.
Tras escuchar esas palabras a Fabián se le puso la piel de gallina y su color de la misma se aclaró un par de tonos.
—¿Cómo? ¿tu no estás? Fabián aterrado por el escenario, vio como Zack le apuntaba a la cabeza con una pistola, mientras un grupo de hombres salía de la maleza.
—Muerto… ¡Ja! ¡Ja! ¡ja! Escúchame algo amigo, si quieres comprobar que el zorro está muerto, tienes que tener la cola en tu mano.
Fabián no estaba armado.
—¿pero cómo? La casa exploto.
—Si pero no conoces los pasadizos secretos. Ni los corredores y obviamente que los cuartos anti explosiones.
—¿Tienes de esos? Preguntaba el hombre estupefacto.
—Desde que me empezaste a cazar, los mande a hacer. Pero dejémonos de bla bla bla. Sube las manos a la cabeza y tira las armas que tenga, sino te disparo.
—Oye calma. No me vas a matar eres muy bondadoso.
—¿Donde esta? Pregunto Zack con fuerza.
—¿De qué hablas pequeño Zack?
—El jardín de flores. Sabes de lo que hablo.
—Ah —agrego con sarcasmo— donde estaba la rosa más bella, pues… —Titubeo— No sé pero, hubo un incendio y creo que se quemó.
Zack se lanzó al hombre sin armas, y lo derribo al piso, toda su furia la descargo con golpes llenos de fuerza. Los golpes eran tan fuertes que su sonido se escuchaban a metros de distancia. En esa ocasión, Sebastián llegaba a la escena, y se arrojó encima de su hermano.
—Cálmate Zack lo vas a matar.
Zack no hacía caso y buscaba la forma de asesinar a Fabián a golpes. Los hombres de la segunda brigada ayudaron a que Zack se calmara, tomándolo de brazos y piernas. Al final después de un forcejeo de algunos minutos él se calmó. Fabián agonizaba de dolor en el piso casi que inmóvil.
—Ya está bien hermano, él está agonizando. Dijo Sebastián.
—Está bien hermano, ya estoy calmado, me pueden soltar.
Los hombres soltaron a Zack, él se comportó e íntegro a la situación sin ningún problema.
—Hombres quédense con Fabián no le dejen escapar, amárrenlo, y si sus hombres vienen a rescatarlo, mantelos. Así ordeno a la brigada.
Zack salió en dirección del jardín de flores, donde estaba Rosa. Agarro un caballo y salió a todo galope. Sebastián le siguió casi haciendo lo mismo, pero lo observaba con cuidado para ver qué era lo próximo que iba a hacer. Ahora Zack se dirigía en camino a donde estaba el retén. El primer puesto de observación estaba vacío, mientras que comunicaba algunas palabras por el radio, que Sebastián no pudo escuchar.
Después el ágil jinete se adentró en la maleza, con un salto el caballo se separó de la carretera. Sebastián no sabía saltar en caballo, siempre hacia todo en moto, así que dejo su potro en la carretera, mientras que se metió a pie por la maleza. <<Diablos a dónde vas>> Pensaba el chico perdido en un sinfín de ideas locas.
El caballo de Zack era muy rápido, tan rápido que se perdía entre los bastaos matorrales, pero igual Sebastián le seguía, así fuera a un kilómetro de separación. Sebastián con cada paso que daba, pudo ver como una luz emanaba de la basta vegetación, cosa que le parecía extraña pues ninguna cabaña estaba allí levantada en pie. A lo lejos Sebastián vio cómo su hermano bajaba del caballo. Era la oportunidad perfecta para acercarse a él. Pero volvió a desaparecer entre la basta maleza.