Veranoticc

Epílogo

Epílogo

 

Abrí la puerta, nadie estaba allí, solo un sobre dejado en la puerta. Antes de tomar el sobre en mis manos, mire dos veces al pasillo, pero no logre ver a nadie. Me lleve el sobre conmigo y o lo puse en la mesa de la sala. Busque un cuchillo para romper el envoltorio.

Este sobre me traía dudas, nadie me debía dinero o seria Felipe.

Abrí el sobre con cuidado de no romper el contenido. Mire adentro y vi un papel y una fotografía, saque con parsimonia la foto. Mis dedos estaban sudados y el contenido de ese sobre me ponía nervioso. Jale de un tirón la foto, matando todo suspenso. Y la vi.

<<No puede ser>> Dije en mi mente.

En la foto, estaba la casa paterna de Sebastián. Con el papel tapiz de Cape Cop y con las tumbonas.

<<Debe ser una broma de alguien pesado del pueblo>> Pensaba mi mente.

Mire rápidamente al remitente del sobre, pero su nombre estaba ausente. Sin dejar momento para la calma trague saliva y después de un momento saque la carta. La abrí y empecé a leer. Mas quedaría pálida por las palabras allí escritas.

Hola cuñada… soy Zack

Esta carta te va a parecer algo inesperado, más cuando ha pasado tanto tiempo desde que no nos vemos. Quiero decirte que Sebastián se ha negado a escribirte esta carta, pero yo no soy el. Además creo que se está haciendo daño, pasa todo el día mirando al occidente, a donde está la ciudad. A donde estás tú, Suspirando a cada dos segundos. Y esos suspiros estaban llenos de melancolía y créeme que yo sé que es eso.

Tu padre mintió cuando dijo que estábamos muertos, aquella foto se la dio Fabián o sea Zorro blanco. Para alejarte de mi hermano era una artimaña de esa sabandija. Después de un año de problemas pudimos quitárnoslo de encima y lo pusieron en la cárcel. La casa había sido destruida, pero ya la volvimos a alzar. Sebastián se negó a buscarte porque le llego alguna información de que estabas saliendo con un tal Felipe. Y desde ese día  corto toda ilusión, el piensa que ya no lo amas.

Pero yo sé que eso no es así. Yo sé que tú le sigues pensando y que además lo amas. No quiero verlos separados, aun mas cuando Yo me voy a casar con Mariana, me alegraría que este verano vinieras al pueblo, asistiera a mi boda y reconstruyeras el corazón de mi hermano. Si es así y estás de acuerdo En el sobre va a haber un teléfono con un solo número registrado. Ese es un contacto directo conmigo.

Me alegra que estés bien.

Posdata: Mariana te manda saludos y espera que le vayas a ayudar a hacer Pan.

Mis lágrimas cayeron a la alfombra y caí en el sillón casi desmayada, mi corazón estaba casi parado en estado de shock. Y encima mi boca estaba abierta como si quisiera decir algo pero no pudiera. Mi pecho se volvió a sentí muy presionado y un calor me estaba invadiendo el cuerpo.

Partí en lloro, no podía controlar mis lágrimas, mis emociones se abrieron como el grifo del agua. Y todo empezó a volver a mi cabeza. Zack, el pueblo, la laguna. Mariana Sebastián. Mi Sebastián.

¿Qué iba a hacer? ¿Cuál sería mi próximo paso?

Mire el sobre.

Observe la puerta

Felipe estaba por llegar.

Trague saliva.

Tome valentía y busque el telefonillo.

Mis manos temblaban

Yo sudaba.

En el teléfono marcaba un solo número el que Había dicho Zack. aun habían dudas en mi corazón. Y la única forma de disiparlas de mi cielo. Era llamando. Así que con toda la fuerza del mundo, presione el botón de llamar, y después de dos tonos larguísimos el hombre contesto, con alegría inmensurable y con un ánimo elevado.

Al escuchar su voz, me quedo claro, de que los problemas aún no habían terminado.

—¿Entonces vas a venir?  Pregunto él.

—Si pero espera un mes más. Hay algo que debo solucionar.

—Claro pospondré la boda para entonces.

—Adiós tengo algo que hacer.  Corte la llamada cuando escuche la voz de Felipe en la puerta de mi apartamento.

Sin más dilaciones apague el teléfono y lo escondí en debajo de mi cama, donde nadie se atrevía a buscar algo. Escuche que Felipe llegaba. Acelere las cosas y lo atendí en mi sala, empezó a contarme cosas de Cape Cop. Sus playas y su hermoso faro. Pero en mi mente el único pensamiento que gobernaba, era Sebastián. Viendo aquel hermoso atardecer color rojo e ignorando por completo las palabras que decía el chico.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.