Verdad Corrupta

Capítulo 1

Kazuo

 

-¡Ey! arriba, vamos arriba- una voz profunda pero a la vez amable se escucha a lo lejos mientras siento un leve movimiento desde el hombro.

Despierto jadeando sudando frío, llevo mi mano a la cara completamente empapada. Trato de calmar mis nervios confusos. Reviso la habitación con la mirada perdida, la negrura asfixiante, apretando los músculos recordando todo.

-¿Otra vez?¿Ese mismo sueño?- la voz que me ha sacado de mis pesadillas con su tono calmado, le agradezco mil veces su interrupción que me regresa a la realidad.

-Lo mismo de siempre- con tono triste y cada vez más inaudible terminó la frase pensante mientras bostezo.

-Oye, todos tenemos algo que nos afecta- sonríe apretando su mano sobre la mía -Pero, ¿estarás bien para salir?, hoy es tu día ¿No?-

Antes de responder abre las cortinas de par en par dejando que una ola de luz ingresé al cuarto iluminando cada rincón de las paredes blancas, exceptuando un muro de ladrillo rojo, los muebles de metal empiezan a reflejar y las telas revelando los colores vivos que fueron teñidas. Frente a la ventana esta papá únicamente utilizando un pantalón corto, se encuentra estirando mientras se trona algunos huesos soltando un suspiro de alivio, su cuerpo es alto, cuando digo alto es en toda la palabra, y cada músculo bastante desarrollado que fácilmente puede ser luchador o guardaespaldas de algún político.

-Apúrate en arreglarte o si no yo mismo lo haré- dejando esa última frase en el aire para escuchar el click de la puerta corrediza.

-¡Por amor a la tierra! No podía ser hoy un perfecto día para tener de nuevo esa pesadilla- de golpe tiro la sábana enojado -Activar Sistema-

-Buenos días, en que le puedo ayudar en esta mañana- con tono risueño de las bocinas sale la voz programada para el sistema de la casa.

-Por favor puedes activar a JILL, necesitaré su ayuda- quitando la camisa se escucha un pequeño timbre de la orden ha sido aceptada.

Del techo se abre una compuerta para dejar caer una esfera metálica brillante que queda levitando en medio de la habitación. Se enciende su pantalla revelando un par de ojos virtuales de color azul y varias laminas se levantan para dejar libre su par de brazos del mismo material.

-¡Ha amanecido!- grita mientras comienza a flotar en círculos con los brazos en alto, necesito agacharme para evitar recibir un buen golpe.

-¿Alguna vez te quedas sin energía?- riendo mientras se acerca hasta dejarse caer entre mis brazos.

-¿Quieres que sea un asistente aburrido?- la pantalla cambia a ojos llorosos.

-Claro que no, solo es una duda- ella flota feliz de nuevo -Me ayudas, ya sabes la rutina diaria-

Ella sin rechistar empieza a ordenar todo el desastre, mientras voy a la ducha para refrescarme, el agua recorre mi piel mientras pienso, otra vez ese sueño, nunca cambia, siempre el mismo resultado y no puedo quitármelo de la cabeza, es como si fuera parte de mi, pero...es un sueño como puede ser algo de mi. La duda me corroe, aunque quisiera saber siempre llego a un callejón sin salida. Cuando salgo agarro la toalla que colocó junto a la mesa fuera del baño, ella no esta y además fue tan amable de escoger la ropa del día de hoy que me encanta su gusto y sabe mi estilo.

Son por un par de jeans blancos de una textura áspera que me quedan ligeramente ajustado, con unas zapatillas de color azul y suela blanca, un cinturón de color negro que trata de imitar la textura del cuero, encima una camisa de manga largas color marrón con diferentes colores y diseños en parches al mejor estilo militar. El día de hoy hace calor, así que prefiero enrollarme las mangas hasta los codos,voy a silla de metal pulido y acrílico transparente frente a un espejo colgado en la pared, empiezo a arreglar la cabellera blanca para anudarlo en un moño atrás. Creo que estoy listo, me digo a mi mismo, agarro el celular y guardo en el bolsillo.

Antes de salir me detengo frente a la inmensa ventana que remplaza todo un muro, libero un suspiro largo que empaña un poco el vidrio mientras observó a los inmensos edificios que cortan las nubes, con el brillo rebotando en cada cristal iluminando de manera desordenada todo el lugar, abrazo mi propio cuerpo dándome apoyo ante la inmensidad de esta ciudad. No se cuanto tiempo me quedo allí parado admirando la vista que detrás dos manos agarran mi cadera levantándome del suelo de manera tan abrupta que me espanta.

- Vamos, ¿te quedaras aquí todo el día?- con tono alegre.

-¡Te he dicho que avises antes de entrar!- enojado ante tal susto, en el fondo JILL tratando evitar reírse hasta que se da cuenta que ambos la miramos y se va por el conducto donde llegó. Nos miramos y reímos un poco luego de que me deja en el suelo.

-Parece que ya estás listo, así que ve a desayunar mientras me termino de arreglar. Luego nos vamos, ok- acaricia mi mejilla con suavidad.

-Esta bien, está bien- le agarro la mano.

-Ah, ya desayune así que empieza sin mi- sonríe con bastante alegría mostrando una hilera de dientes filosos. 

Cada uno toma su rumbo, él a su habitación y yo a la planta de abajo, camino rápidamente por el pasillo de color blanco solamente interrumpido por pantallas que funcionan como cuadros donde cambian entre fotos y vídeos, una puerta permanece cerrada pero hoy no es momento de entrar. Desciendo por una escalera de cristal templado hasta llegar a la sala que está junto a la cocina y comedor, las paredes son del mismo blanco aunque los muebles de varios colores muy vivos y texturas le dan un ambiente mucho más acogedor.



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En el texto hay: fantasia, ciencia ficcion, romance

Editado: 29.11.2019

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