Verdad Corrupta

Capítulo 20

Kazuo

Es de noche, estoy solo en mi habitación del hospital, hoy era mi día de irme y él pidió que lo esperara pero ya es demasiado. Miro a la luna  cada vez más delgada cada noche, en mi mente le pregunto cuando llegara, si lo que dijeron mis amigos son verdad o son solo teorías locas por el temor. Se que no es nada fácil tratarlo, nunca le he tenido miedo pero si he visto sus ataques de frustración cuando era pequeño.  Aún recuerdo cuando me vio regresar un día llorando a casa con la camisa sucia y la mochila rota, su rostro se puso pálido y me pregunto de mil maneras que me paso para cambiarle con cada pregunta la historia con otra sin decir nunca la verdad, pero el sabiamente la descubrió tras mis mentiras.

Recuerdo el abraso de ese día, fue tan largo que hasta este momento lo siento marcado en mi cuerpo, únicamente se sentó en el piso frío donde vivíamos en ese entonces, me sentó entre sus piernas que las recogió que parecían grandes arcos y sus dos grandes brazos me rodearon por completo creando como un pequeño capullo, ahora que lo pienso más bien como una jaula, pero no se sintió así, él me hablaba y me decía que su corazón latía en ese momento de tristeza y dolor, que su tesoro había sido lastimado sin haberlo podido defender si quiera, se disculpo tantas veces que parecía un cántico mezclado con la lluvia del exterior hasta que caí dormido acunado por la bestia que me aprisionaba. Al día siguiente fui con él al colegio donde descubrió más verdades que les ocultaba, como que nunca tuve los amigos que le conté. Eso le destrozo y en casa no sabía que decir, tampoco supe que hacer, solo recuerdo regresar y encontrar junto con los compañeros el salón prácticamente destruido que nos tuvieron que cambiar.

-Kazuo estas perdido en tus recuerdos- desde la ventana me dice él -¿Que recordabas?-

-Nada importante papá, solo viejas memorias que desearía olvidar- le digo dando la espalda cruzándome de brazos.

-Si quieres dime que te podría ayudar- se queda sentado  allí como un cuervo espera  -así no sufrirás por aquellos que ya lo hicieron, no te podrán volver a tocar ni en tus lugares más inaccesibles para mi-

-Si los borras olvidare cosas apreciadas de ti y seria aún más doloroso que lo demás, no digas que con gusto te sacrificarías porque...son mis tesoros que quiero proteger- lo volteo a ver de nuevo para descubrirlo sonriendo mirando al piso.

-Pequeñajo, un día ya no estaré para ti y tendrás que tomar vuelo, cuando pase lo mejor será que me olvides y tengas una vida tranquila dentro de la biblioteca. Es lo mejor para ti, mi vida solo te afectara y si no estoy aún más- se levanta.

-No digas esas cosas crueles, si te pasa algo yo correría para protegerte ni siquiera se como pero trataría de cualquier manera...todo antes de verte partir- siento sus brazos agarrar ambos hombros.

-Es la ley de la vida, todos nos llegara ese momento y nada lo podrá cambiar, prefiero morir yo primero que vivir sin ti ya que no tendría el valor de seguir viviendo pero tampoco el coraje de dejar de respirar- 

-Lo dice el ser más valiente que conozco que salto desde un segundo piso para ir a mi rescate en la biblioteca- me rio un poco.

-Tengo miedos y tengo varios desde que te conocí y te vi crecer- me voltea y sus ojos demuestran que es verdad, sus bosques se nublan con una espesa niebla que se traga todo ese verdor y desde mis dentro pido que me los regrese -Pero me has dado también coraje y fortaleza para seguir la triste vida que tengo-

-Silas...yo...no se que decir, son temas tan difíciles de tocar que creo que no es el lugar, pero si te ayuda en algo- me empiezo a quitar la pulsera que tengo en el puño y se la empiezo a poner a él aún cuando le queda hasta el limite -Dijiste que es de la suerte, entonces debes usarla ya que para mi en ti sera de coraje- 

Sin decir nada hace una reverencia que nunca vi, pone su mano en la cintura y se agacha. A cambio el se quita de meñique un anillo completamente negro con espirales en relieve profundo y encima una gema de corte rectangular, me lo pone en mi anular. Dice que siempre que lo tenga estará conmigo y que mañana lo mandara achicar ya que me queda algo grande y lo guarda en su bolsillo. Recogemos nuestras cosas y guardamos en nuestras mochilas para retirarnos.

Al salir la noche se siente fresca tras todo el calor del verano, en la estación nos piden identificaciones y hasta ahora es que me doy cuenta que Silas no trae su uniforme y al momento de mostrarla los guardias se disculpan rápidamente dejándonos pasar. El viaje es bastante agradable aún con todo el bullicio de seres pero no me importa, ingreso a las redes para ver artistas y demás, nunca me han interesado los de moda al ser muy surrealista incluso para mi, mis perfiles no contienen fotos e información alguna ya que Silas hace poco me las dejo crear solo con la condición de no subir nada ya que son campo de seres que quieren solo criticar y molestar a otros.

Poco es nuestra charla por la costumbre que tenemos mientras los edificios pasan a nuestro lado como grandes silenciosos a mitad de la noche. Los pequeños jardines me hacen querer recordar, pero cuando trato parecen obstruidas por una gran puerta que se agarra con fuerza evitando que escapen las memorias, como si no debiera ver eso. Me acerco a uno casi por inercia mientras del árbol agarro una pequeña flor de cerezo, arboles que una vez fueron libres ahora son criados en cautiverio. Volteo a verlo allí calmado completamente serie y mi mente dispara una idea completamente loca, y si él enserio me esta criando en cautiverio como una mascota...Mis ojos se nublan ante solo la triste idea, debe haberlo notado cuando se acerca y me pone uno de sus pesados brazos en el mi hombro para continuar el camino.



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En el texto hay: fantasia, ciencia ficcion, romance

Editado: 29.11.2019

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