Verdad Oculta

Capítulo V

Cuando fui a buscar el mando de la televisión lo pulsé a lo que me di  cuenta de que no funcionaba.

-¿Esto es enserio?-Empecé a buscar pilas en toda la casa y no había en todo el lugar.

Qué le habré hecho a dios para tener tan mal karma-Pensé para mí misma.

Me preparé para salir a la tienda que había a unas calles de mi casa.

Cogí las llaves y fui a la tienda, hacía un día bastante bonito, soleado y tranquilo.

Camine tranquilamente hacia la pequeña tienda y cuando llegue me atendió un chico que no había visto nunca, me pregunté quién podría ser.

Él al ver que le miraba confundida sonrío .al entender lo que me ocurría.

-Hace tiempo que no vienes por aquí, ¿no? Dijo.

A lo que yo asentí.

Conozco a la señora Clifford desde pequeña- Dije a lo que él me miró con curiosidad.

-Desde pequeña voy a esta tienda, mi madre era amiga de la hija de la señora Clifford-Cuando era pequeña yo venía con mis padres y mi madre siempre hablaba con Ana, la hija de la señora Clifford, la cual siempre me daba algún que otro caramelo.

-La señora Clifford es como una abuela para mí-Añadí a lo que su sonrisa se ensancho haciendo que sus ojos rasgados desaparecieran casi por completo y le hicieran ver adorable.

-Tai, Tai Clifford- menciono mientras me tendía la mano, la cual agarre con delicadeza.

Su mano de un tono miel era suave al tacto y dejaba a la vista unos pequeños lunares esparcidos como pequeñas estrellas en el cielo.

Le mire algo sorprendida nunca le había visto, me habría acordado de sus ojos los cuales eran tan oscuros como los gramos de café.

Y esto se me hacía raro porque conocía a la mayoría de la familia de la señora Clifford.

-Sé que no me parezco a la señora Clifford-dijo soltando una pequeña risa.

-Ana es mi madre, adoptiva-contó.

-Aaaa-Respondí algo avergonzada.

Su sonrisa se volvió algo burlona al ver mi sonrojo.

-Bueno y ¿en qué puedo ayudarte?

¿Me podrías dar un paquete de pilas?

-Marchando unas pilas para la chica sin nombre.

Es verdad que torpe había sido, se me había olvidado presentarme.

-Mi nombre es Innis- dije algo tímida.

-Bonito nombre.

Me tendió el paquete de pilas y me dio el recibo.

-Son un euro veinte.

Se lo entregue y estaba dirigiéndome a la salida cuando un grito me sobresalto.

-Vuelve cuando quieras chica sin nombre.

Le iba a contestar cuando me di cuenta que me había alejado ya unos metros de la tienda y tampoco quería que toda la gente que cruzaba por la calle se me quedara mirando.

Así que me resigne a contestarle y volví a casa con una pequeña sonrisa en mi cara.

En un par de minutos ya estaba en la puerta de mi casa.

Cuando estuve en la sala cambié las pilas del mando, la encendí y  me acurruque bajo un par de mantas mientras veía la cuarta temporada de una de mis series favoritas.

Abrí los ojos, porque un rayo de sol me deslumbro toda la cara.

Me habría quedado dormida sin darme cuenta.

Me levante y oí unos ruidos que me dirigieron hacia la habitación de mi tía.

Así que aproveche para darle un pequeño susto.

 




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