Verdad Oculta

Capítulo XI

Salimos del local y seguimos corriendo, me guío hacia un pequeño callejón en el cual me indico que mantuviera silencio mientras nos escondíamos detrás de unos cubos de basura.

Estuvimos en silencio hasta que me canse de esperar y me giré para descubrir la identidad de la persona que me había salvado del lio en cual había acabado.

Solté un chillido de sorpresa, a lo que él me miró enfadado y me tapo la boca con la mano mientras me obligó a agacharme con él y pegarnos más al suelo.

Oímos unos rápidos pasos, los cuales pasaron de largo.

Me agarro de la mano y me ayudo a levantarme mientras tiraba de mi para llevarme hacia otro lugar.

Me miro indicándome de que no hablara lo que hizo que la pregunta que iba a formular muriera en mi garganta.

Pasaron varios minutos hasta que volvimos a ver a gente en la calle.

Llegamos hasta un pequeño parque en el que nos sentamos en un viejo banco de madera.

Algo avergonzada le murmuré un gracias después de todo me había salvado de aquel hombre.

Asintió y volvió a dirigir su mirada hacia el desolado parque.

Volví a hablar para formular una pregunta:¿Qué hacías en aquel lugar?

Pasaron minutos de silencio hasta que contestó mi duda

Memoriae, es memoria en latín, puede ser un don o una maldición depende de cómo lo mires, ¿No crees?

Algo confusa asentí, supongo que todos tenemos nuestras propias historias

Suspiré anonadada cuanto se giró hacia mí, sus ojos relucían como plata líquida.

Me encantaría volver a sentir su cálido tacto sobre el mío, y su fresco aliento en mi piel.

Su ronca voz rompió el nuevo silencio que se había creado:

-No te confundas, simplemente estoy cumpliendo una promesa, si no hubiera sido por ella no me habría molestado si quiera en hablarte.

Un fuerte sentimiento de decepción recorrió todo mi cuerpo y una rabia me carcomió.

Me levante rápidamente y dando rápidas zancadas me dirigí hacia la dirección en la que creía que se encontraba mi hogar.

Oí un gruñido de molestia y un espera que supuse que provenía del molesto chico que se encontraba conmigo momentos atrás.

Escuche pasos más rápidos y le volví a oir llamarme por mi nombre lo cual hizo que aumentará mi velocidad.

Porque me molestaba tanto que no le importase, después de todo a mi él tampoco me importaba, ni siquiera nos conocíamos.

No tenía razones, pero después de todo me sentía dolida o al menos mi orgullo lo estaba.

La razón era que me intrigaba bastante, tenía un aura magnética alrededor de él que te incitaba a querer saber quién era realmente, no solo la armadura que utilizaba como protección.

Mis pasos se aceleraron hasta llegar a un sendero ya familiar.




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