La luz tenue de la lámpara iluminaba la habitación. Carina estaba sentada en la cama, con el libro abierto en su regazo. Su cabello lacio caía sobre su rostro mientras leía en silencio. Matteo, apoyado contra la pared, tenía su propio ejemplar en las manos, aunque su atención comenzaba a divagar.
—Lukas y Josh están a punto de besarse —comentó de repente, cerrando su libro con un suspiro.
Carina apenas levantó la vista.
—Ajá.
Matteo la observó con una sonrisa fácil.
—Nosotros también somos dos personas en una habitación.
Ella arqueó una ceja.
—¿Quieres que nos besemos?
Él se encogió de hombros, con esa despreocupación que le era tan natural.
—Solo por diversión. Un poco de práctica nunca viene mal.
Carina rodó los ojos.
—Búscate una novia.
Matteo rió bajo, con esa expresión de siempre, la que usaba cuando planeaba algo.
—No es lo mismo. Somos amigos. ¿Por qué no?
Ella lo miró por un momento y, sin decir nada, se puso de pie, camino hasta el y se colocó en puntillas, levantó su mano y limpió con su dedo un rastro de tinta en su labio. Matteo se quedó quieto. Sus ojos claros se posaron en ella con una expresión difícil de descifrar.
—Mmm… —Carina sonrió apenas.
Sin pensarlo demasiado, él tomó su mano, sosteniéndola con suavidad. Ella no se apartó. Se inclinó y lo besó. El contacto fue breve, un roce suave, casi experimental. Matteo cerró los ojos, dejando que la sensación se grabara en su memoria. Cuando Carina se separó, regreso a la cama y simplemente retomó su libro.
—Ya nos besamos.
Matteo sonrió, tocándose los labios con los dedos.
—Eso hicimos.
Intentó seguir leyendo, pero su mente seguía atrapada en ese instante. Cada tanto, sus ojos se desviaban hacia ella, que parecía indiferente. Cuando Carina cerró su libro, Matteo parpadeó, dándose cuenta de que no había avanzado ni una página.
—Terminé.
Él suspiró.
—Y yo no me enteré de nada. Todo por tu culpa.
Ella sonrió.
—¿Por qué sería mi culpa?
Matteo se inclinó hacia ella, con esa mirada que siempre escondía algo más.
—Porque fuiste tú quien me besó.
—Tú quisiste.
—¿Y quién aceptó el beso?
Carina rió.
—Tú sigues pensando en eso.
Él negó con la cabeza, divertido.
—Culpa tuya.
Se quedaron en silencio por un momento. Hasta que Carina, con un destello de diversión en los ojos, habló otra vez.
—¿Verdad o reto?
Matteo la miró con interés.
—Verdad.
—¿Cuántas personas has besado?
—Algunas… ¿por qué?
Carina encogió los hombros, pensativa.
—Mmm… ahora tú pregunta.
Matteo apoyó un codo en la cama, acercándose un poco más.
—¿Verdad o reto?
—Reto...
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Gracias por leer este capítulo. ¡Espero que les haya gustado! Me encantaría saber qué piensan sobre él en los comentarios. Pronto más novedades
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