Mia
Hace una semana que quedé con ese chico que me llamo tanto la atención. Pero desde entonces no he vuelto a pensar en él y pese a su persistencia a llamadas no he querido cogerlo.
Hace dos días ha dejado de llamarme. Creo que se ha dado cuenta que he pasado de él. Pero el problema es que he seguido pensando en el mismo chico que lleva ocupando mis pensamientos varios meses. Al final y después de decirme Eli que es una idea nefasta he decidido quedarme con él.
Estoy llegando en estos momentos a la puerta de su casa. Toco el timbre que hay en su puerta y esta vez Walter no está en el jardín arreglando las plantas.
—¿Mia? —la voz entrecortada de Luke hace que se me erice la piel. Sé que sabe que soy yo porque me está viendo desde la cámara.
—Si, soy yo.
Enseguida se abre la puerta y yo paso por el camino de cipreses que están perfectamente cuidado.
En la puerta me espera con mirada atenta el chico que pierdo la realidad y la cabeza.
—¿Cómo estás? Pasa pasa…
Entro y mientras paso miro en el armario que hay en la entrada. Esta la foto que nos hicimos en el parque de atracciones. Está intacto como si no lo hubiese movido desde que la puso ahí.
Entramos hasta el salon recibidor y enseguida se sienta en una de las sillas.
—Mia antes de que digas algo…
—No, déjame empezar a mi —le corto enseguida—. Quiero decirte que me equivoque y cometí el error de creer aquello que no es.
Antes de que empiece a hablar le corto levantando el dedo y él pone los ojos en blanco.
—Tu también me distes motivo para estarlo pero todo este tiempo me ha servido para perdonarte y sobre todo darme cuenta que te he echado mucho de menos. No he podido olvidarte y eso es porque te sigo queriendo.
—Yo quería decirte antes de que me interrumpieron “dos veces” que me equivoque y no debe de hacer todo lo que hice. Me equivoque Mia. Los celos se apoderaron de mi. Pero me he dado cuenta que eso no me lleva a ningún lado. Hace un mes intente ir a tu casa a arreglar las cosas.
—Lo vi
—¿Me vistes? —su respuesta hace que su cuerpo se ponga en alerta y se sorprende.
—Si, y me hiciste salir en busca de algo que no tenía muy claro que era. Pero en realidad lo que buscaba eras tu.
Sé que me estoy poniendo nerviosa cuando no me doy cuenta de lo que estoy haciendo con las manos.
—Digamos que no tuve el valor de enfrentarme a mis miedos. Tenía miedo de perderte esta vez de verdad.
Se detiene y un par de segundos después las lágrimas caen y recorren su ya marcado rostro.
No me puedo creer que esté llorando pero es cierto.
Me acerco a él y le toco con la palma de la mano su rostro. El se acomoda. Mi corazón me va a mil ahora mismo y puedo sentir como el suyo va en sintonía.
De hecho lo que me encantaría sería que estuviese tumbada en su pecho pero se que en estos momentos de conflictos es imposible.
—¿Y tú qué querías contarme antes de que te cortara?
Ahora el mundo se detiene al igual que lo hace mis pensamientos para organizar mis ideas y empezar a decir todo lo que llevo callando durante semanas.
—Esto no es fácil. Después de discutir contigo me enfade muchísimo. Me fui de fiesta y esa noche terminé en la cama de otro chico —a medida que van saliendo las palabras por mi boca me voy dando cuenta de lo horrible que suenan.
El ha pasado de estar en una compostura tranquila a una en alerta y se puede llegar a escuchar como traga saliva.
—¿Te lo tirastes? —puedo llegar a sentir lo hiriente de sus palabras.
—No te podría decir ni que sí ni que no, Me levanté al día siguiente y estaba en su cama pero no se lo que paso.
Observo cómo se apoya en la mesa y comienza a darle golpecitos con el dedo índice y corazón alternadamente como si estuviese pensando algo.
Pero pasado medio minuto no contesta y hace que me preocupe.
—¿Lo conozco?
A roto el silencio para mirarme fijamente y hacerme la pregunta.
No sé si contarle la verdad o mentirle. Decirle que es Olivbr creo que le rompería más de lo que ya está.
Niego con la cabeza pero una parte de mi sabe que se ha dado cuenta que le miento.
—Hay algo más que tienes que saber.
Me tomo unos segundos para medir las palabras.
Sus ojos piden desesperadamente que le cuente lo que está pasando.
—Hace un mes me hice un test de embarazo y ha salido positivo. Luke estoy embarazada.
Sus ojos pasan de enfado a vidriosos y a continuación después de salir unas lágrimas se ven claramente alegres.
—¿De mi?
No se si contarle que tengo dudas pero en lugar de eso asiento con la cabeza. Enseguida se abalanza sobre mí y se enfunde en un gran abrazo.
—No me lo puedo creer. ¡Vamos a ser padres! —dice mientras se levanta y sale del cuarto gritando.
—¡Walter voy a ser padre!
De nuevo entra y se acerca a mi.
—¿Sabes ya lo que va a ser? ¿Has pensado nombres?
La cabeza le va a mil por hora y no deja de pensar y de realizar preguntas.
—Tranquilo, quedan aún seis meses hasta que esta criatura salga de mi. Tenemos tiempo para pensar en todo.