Capítulo 13

Mia

Hace una semana desde que Luke y yo lo arreglamos. Me he venido unos días al apartamento de Luke aprovechando que tengo unos días libres en el trabajo. Estoy en la terraza tomando cafe. Luke se ha ido a trabajar y estoy sola en este lugar porque Walter se ha ido hacer cosas de Walter. Supongo que hacer la compra o días diantre sabe que hará este hombre cuando tiene sus ratos libres. Pero casi que lo prefiero porque así puedo estar tranquila sin la necesidad de estar controlada. En cuanto el sol se pone en lo alto del cielo me doy cuenta que es hora de meterme para dentro porque aunque me hace falta ponerme morena no quiero que sea a costa de quemarme.

He pasado el mayor tiempo del día tratando de desconectar el máximo tiempo posible. Después cuando el reloj apuntaba las seis Luke ha aparecido por la puerta con un ramo de flores en una mano y en la otra una caja de bombones.

Walter ha llegado media hora más tarde. Me da miedo preguntarle dónde ha estado porque quizás ha visitado a mi madre y no quiero detalles.

Walter se ha encargado de la cena mientras yo me daba un baño relajante con sales y Luke terminaba unos trabajos en su oficina. Cuando he salido toda la mesa estaba perfectamente colocada. Creo que toda persona humana necesitaría tener un Walter en su vida.

Mientras observo la escena la sombra de Luke se acerca por detrás para abrazarme por la cintura.

—Walter puedes marcharte, tienes el resto de la noche libre —le expresa el mientras se acerca lentamente al oído—. Y tu y yo tenemos la noche para nosotros.

Me da un beso en la cabeza y se dirige a la mesa para sacar la silla de su sitio y ofrecerme para que me siente. Sin pega ninguna me siento y me acomodo y espero a que Luke haga lo propio.

Está radiante, prácticamente de anuncio de revista. Aunque trato de evitarlo, la baba recorre por cuenta propia la comisura de mi boca.

—¿Que tal el día? —pregunto antes de parecer una baba mirándolo constantemente sin pegar ojo.

Bueno. Digamos que ha estado entretenido. Su voz aterciopelada hace que me ruborice y no consiga escuchar la pregunta que ha hecho a continuación.

—¿Que me has preguntado?

Devuelvo toda la atención a la conversación. Estaba demasiado sumergida en mis pensamientos.

—Te preguntaba que ¿que tal tu día?

Suelta con una sonrisa y desenvolviendo la servilleta que Walter ha colocado meticulosamente.

Le respondo y comenzamos a hablar de temas triviales. De todas las cosas que tiene en mente hacer para el verano y todas las cosas que tiene que hacer en el trabajo.

Después de cenar enciende la chimenea y nos tumbamos en la alfombra que hay justo enfrente mientras brotan unas chispas de fuego. El silencio que se apodera de la habitación es relajante y reconfortante. Sus manos suaves cruzándose con la mía, su olor. Hace que me olvide de todo lo que hemos vivido hasta ahora. Que han sido muchas y muy duras.

Empiezo a notar como los párpados comienzan a pesar mas y mas hasta que llega un punto en el que no se porque razón me quedo completamente dormida en un sueño.

Abro los ojos con movimientos lentos de cuerpo. No sé en que momento he llegado al dormitorio pero aquí estás. Tengo la boca pastosa. Necesito beber un poco de agua. Me arrastro por la habitación tan bien como puedo. Trato (en la medida de lo posible) no darme con ninguna pared y tampoco una silla fuera de lugar.

Cuando al fin llego a la cocina después de realizar una gincana con todos los muebles de la casa me bebo como tres vasos de agua.

Cuando dejo atrás la cocina una luz que proviene del cuarto que utiliza Luke para trabajar me despierta mi atención y hace que vaya a ver lo que es.

En cuanto pasó la puerta me doy cuenta que es el portátil. Está encendido y cuando llego justo delante está incluso desbloqueado. Se que no debería pero necesito mirar el contenido que hay dentro. En cuanto me siento llega un mensaje al portátil. Pero para mi sorpresa es de alguien muy cercano a mi.

Es de Eli. En el pregunta “que tal todo”. Esto es muy raro así que decido clicar en él a pesar de que puedo encontrar cualquier cosa. Pero cuando lo hago se abre en toda la pantalla mi whatsapp. Ese mensaje no iba a Luke sino a mi.

Se me hiela la sangre pero se descongela enseguida con el calor que me están entrando.

Levanto la vista del portátil y me encuentro con la mirada intensa de Luke. Está en el marco de la puerta parado.

—Se puede saber que estas haciendo Mía ¿que haces mirando mi portatil?

Su mirada empieza a cambiar conforme se va acercandose a mi. Tengo miedo y a la vez estoy enfadada. Quiero pedirle explicaciones sin la necesidad de tener que pedirle perdón por haber mirado su portátil.

Con lo que llego a la conclusión de que el siguiente movimiento de esta partida de ajedrez lo tengo que hacer yo.

—No me cambies de tema. Quiero saber porque tienes todas mis conversaciones en tu portátil.

Comienza a tocarse el puente de la nariz. Observa el techo deseando encontrar una buena excusa pero tarda varios segundos y no responde.

—Me lo imaginaba. No tenía que haber venido. Nunca lo tuve que haber venido. Nunca lo tuve que hacer.

Sabía desde el principio que era un error. Niego con la cabeza y salgo de inmediato del lugar. No me impide salir, se aparta sabedor de que si me detiene será peor porque no voy a parar hasta salir de aquí.

Menos mal que no he sacado muchas cosas de la maleta que me hice deprisa y corriendo hace unas días. Salgo a la calle. Miro la hora en mi móvil y me doy cuenta de que son las tres de la mañana. Ya no hay autobuses por ningún lado. Me va tocar coger un Uber nocturno el cual me va a suponer un gran gasto. Toda esta noche va cuesta abajo y sin frenos.

Para nada mi noche quería que acabara así. Pero ya no me queda otro.

El coche no tarda más de diez minutos en llegar. Mientras he estado rezando para que no se presentase Luke por aquí con alguna de sus excusas baratas.