Verdades y mentiras[saga Lunar]

Capítulo 17

Mia

Luke estuvo unos días ausente y esquivándome. Pero con el paso de los días al final fue aceptando. Reconoció que después de estar escuchando durante días no le pareció tan feo el nombre.

Ahora estoy en la oficina ordenando unas fotografías para unas invitaciones de boda. No se si algún día me casaré pero viendo las fotos no puedo no pensar en ello. Es algo que me encantaría en esta vida.

—Mia ¿tienes un momento? —la voz de la secretaría de Oscar me saca de mis pensamientos —Oscar quiere hablar contigo.

Recorro el largo pasillo que hay hasta su despacho. Por el camino puedo ver el sol por toda la ciudad. Por abajo, puedo observar a la gente yendo de un sitio a otro. Como si la vida de los demás les diera igual.

Y entiendo que así sea pero no para mí. Para mi cada una de esas almas tiene un valor incalculable, lo único que aún no nos hemos dado cuenta o no queremos abrirnos a los demás.

Llegó y antes de pasar tocó la puerta.

—Adelante —se escucha tras esta.

Entro sin miedo al fracaso. El fracaso es algo que no podemos tener. Tenemos que ser valientes.

—¿Por favor siéntate ¿como estas? ¿cómo te encuentras con tu… —no termina la frase y me señala la parte intermedia de mi cuerpo.

—Bien bien —le respondo mientras me toco con ambas manos el vientre—. ¿Que quieres Oscar? Tu no sueles citar a la gente en tu despacho. Para ti estas cuatro paredes son sagradas, de hecho creo que esta es la tercera vez que entro aqui.

—Cierto Mira Mia lo que te voy a decir no es fácil ni para mi ni para vosotros.

—¿Vosotros? ¿a que te refieres con eso?

—El consejo ha decidido hacer recortes. Ya no facturamos como hace unos años. Y han decidido prescindir de los servicios de James o del tuyo. En los últimos meses han podido comprobar como vuestro rendimiento ha bajado considerablemente. Veras no quiero ser yo quiero ser yo quien tome esa decisión. Os tengo aprecio. Así que de ti depende que hacer. Pero si es James a quien eliges para que se vaya deberás ser tú quien se lo diga.

Concluye y se tumba sobre el respaldo de su sillón. No se que es más miserable. Que me deje tomar esa decisión o los aires de superioridad que tiene en estos momentos.

—No es justo todo esto.

—No es fácil para nadie. Puedo hacerlo yo pero voy a lanzar una moneda al aire y lo que salga será. Lo mío es azar, a ti te estoy dando la oportunidad de elegir. Creo que es lo más justo.

Me cuesta tragar saliva, tengo la boca seca y no puedo respirar con normalidad.

¿Y porque no cuentas con la decisión de James?

—Quería que cayese sobre uno esta decisión. Así que tiré una moneda… esta moneda —dice señalando una de un dólar justo en el centro de todo—. La famosa moneda que tiraré si no tengo una decisión en cuarenta y ocho horas —concluye la frase mientras recoge la moneda y la guarda en uno de los cajones del escritorio.

—Eres un miserable —me levanto y salgo del despacho pegando un portazo y dejando atrás cualquier acto de civismo o de cordura.

Me dirijo a mi mesa la cual había dejado a mitad y saco de mi bolso el teléfono y marcó el número de Eli.

Pasan un par de tonos hasta que al final lo coge.

—“¿Mía que te ocurre? ¿Está todo bien?”

Solamente por la llamada ya se ha dado cuenta de que algo no va bien.

—“Puedo ir para hablar contigo?

—“Sí claro. Estoy en el trabajo”

—“Voy para alli”

Recojo la mesa cómo puedo. No lo hago del todo porque no quiero que se den cuenta que me he ido y le pido a mi compañera que me cubra. Pero justo cuando estoy llamando el ascensor aparece James.

Es la persona que menos quería ver en estos momentos.

—¿A dónde te crees que vas?

—A una sesión de fotos para un anuncio —pienso rápido pero sé que las mentiras tienen las patas muy cortas.

—Y un huevo a ti te pasa algo.

Espero unos segundos antes de contestar y me maldigo por no haber huido por otro lado.

—He quedado con Eli.

—uhhhhh. Quedada de chicas me apunto.

—Para ir al ginecologo. Ya sabes el bebe y todas esas cosas.

—¿Y no puedo ir?

—Otro dia. Luego te lo cuento.

Me despido rápidamente aprovechando que ha llegado el ascensor. Entro en el y pulso para que se cierre y suspiro aliviada una vez que consigo salir de la oficina. A veces no me doy cuenta pero parece una cárcel.

Abro el mini y en diez minutos estoy en el lugar de citas de Eli. Entro por la puerta y todo está en silencio. Si no fuera por la luz pensaría que aquí no hay nadie. Me siento en una de las mesas y enseguida sale. Eli con un par de copas en la mano.

—Venga dime lo que te ha pasado con Luke.

No se porque sospecha que es él aunque viendo el historial me puedo hacer una idea.

—No con Luke va todo bien. Es por mi jefe y James.

—Se han enrollado…

—No… porque se irían ha…. No es eso. Ahora no me voy a poder quitar esa imagen de la cabeza.

—Menos mal que yo no conozco a tu jefe. ¿Entonces que pasa?

Suspiro un segundo y miro a la copa que está más cerca de mi y veo a Eli.

—Es sin alcohol, no te preocupes.

—De acuerdo —le respondo mientras le pegó un sorbo—. Mi jefe me ha dado un ultimátum. Tienen que despedir a alguien y debo de elegir entre James o yo para que despidan.

—Como tienes que elegir —Eli no da crédito.

—Mi jefe me ha puesto a mi para tomar esa decisión. O me voy yo a la calle o soy yo quien tiene que despedir a James. Sea cual sea la decisión nos va a afectar a nuestra decisión.

—Pero no puede hacer eso.

—Pues ya ves como si. Cuarenta y ocho horas me ha dado Sino tirara una moneda y quien salga será al que despida.

—Pero ese tío es un cabrón. Lo que está haciendo es echar por estar embarazada. Es un abuso de poder y de discriminación.

—No creo que sea eso —trato de no pensar que es eso.

—¿Cómo que no? Te he elegido a ti y a James que seguro que sabe que es homosexual ademas de tu amigo.



#29312 en Novela romántica

En el texto hay: literatura, romance, amor

Editado: 21.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.