Verdades y mentiras[saga Lunar]

Capítulo 20

Oscar

Nunca me había costado tanto llegar a la oficina como hoy. Los pensamientos vienen y van pero lo que más me preocupa es que quien se esconde detrás de ese teléfono sabe todo sobre mi y yo no sé nada sobre él.

Eso me preocupa más todavía. En cuanto llego a la oficina no me paro a hablar con nadie. Normalmente lo hago para ver cómo está progresando todo pero hoy me faltan fuerzas para ello.

Me siento en la mesa de mi despacho y espero a que se encienda el ordenador. Mientras lo hago observo una foto familiar.

Mi mujer y mi hijo sonriendo a más no poder. Son lo que más quiero y no me podía permitir que les pasase algo. No tardo ni dos minutos cuando alguien toca la puerta y efectivamente es Mía. Llega con su carita inocente como si ella no tuviera nada que ver con esto.

—¿Me llamabas Oscar?

Sabe fingir muy bien porque no se aprecia que esté detrás de todo esto pero al final accedo al chantaje.

—Si, siéntate por favor —le ruego mientras le señalo la silla que tengo delante de mí.

—Solo han pasado veinticuatro horas. No me has dado tiempo. No he tomado una decisión todavía.

—No es necesario que la tomes. Al final he decidido no despediros ni a ti ni a James. fue decisión mía y me he dado cuenta de que me equivocaba. De hecho tengo que nombrar a un encargado de edición y estoy pensando en ti.

—¿Y a que viene este repentino cambio de opinión?

—Digamos que lo he pensado mejor como diría el refrán. Haz el amor y no la guerra. Está todo bien…¿Mia?

—Sí, por supuesto. No entiendo nada pero gracias por esta nueva oportunidad.

Miente, seguro que lo hace. Pero prefiero que este asunto quede así.

Mia se levanta con aguas de superioridad y sale de mi despacho.

—Joder —maldigo y suelto el aire mientras me vengo abajo y dejo caer mi rostro sobre el escritorio.

Pero mi tranquilidad no dura ni quince segundos cuando suena el fijo de mi escritorio. De nuevo el número oculto. Lo descuelgo pero no digo ninguna palabra. Espero que sea él quien dé el primer paso.

—Sabía que ibas a estar de lujo. Has sonado muy convincente con esa sonrisa falsa.

—Por favor déjame en paz.

Ya hice todo lo que me pediste.

—Está bien. Por ahora será así. Pero no olvides que estaré muy cerca vigilando. Algo me dice que recibirás noticias mías dentro de poco.

Cuelga y al fin veo la luz al final de esta travesía. Enseguida sin esperar ni dos segundos llamo a mi mujer.

—¿Estás bien Oscar?

—Si cielo. Dime que te ocurre, te noto alterado.

—Nada… nada. Solo que creo que nos vendría bien unas vacaciones. Vámonos una semana. Recojo a nuestro hijo.

—¿Ahora?¿Pero que pasa con tu trabajo y el colegio?

Nada, no te preocupes, está todo hablado. Esta tarde salimos en plan sorpresa. Prepara la maleta luego nos vemos te quiero.

Y sin dejar que responda le cuelgo. No sé ni a dónde ir. Ahora mismo no en todos los sitios hay habitaciones libres. Pero necesito salir de aquí y quitarme esto de encima.



#29312 en Novela romántica

En el texto hay: literatura, romance, amor

Editado: 21.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.