Mia
Hoy Luke ha decidido que vayamos a comer a un restaurante. Quiere que vayamos en familia y aquí estoy preparándome para salir. Luna lo único que hace es mirar el techo y los distintos cuadros que hay en las paredes. Supongo que estará viendo los distintos colores que hay en ellos.
El móvil suena y me avisa de que tengo un mensaje. Es Luke
<<Estoy ya abajo. ¿Estáis listas o estais maquillando entre vosotros>>
<<Somos dos mujeres. Tienes que esperarnos>>
Le respondo mientras le manos un emoticono con la lengua sacada. Dos minutos más tarde estamos abajo.
Un poco más y tengo que subir a por vosotros —aclara mientras comienza a tocar a Luna y esta le regala una sonrisa. Luke se encarga de colocarla en el coche mientras yo me acomodo en mi asiento.
Hace un mes que tuve a Luna pero todavía no me he recuperado del post parto. El cinturón me sigue molestando cuando lo llevo y Luke se niega completamente a que no lo lleve. Para mi tranquilidad el trayecto no dura más de diez minutos cuando aparcas justo delante de un sofisticado restaurante donde te aparcan el coche cuando llegas y donde no sabes que hacen con él pero te lo devuelven impoluto.
Yo tendría un miedo atroz si trabajase conduciendo todos los días semejantes coches. Seguro que el primer día rozaría alguno de ellos.
Luke sale del coche y antes de que llegue el aparcacoches llega él y me abre la puerta y mientras yo salgo recoge a Luna y saca el carro de la parte de atrás. a continuación le entrega las llaves al chico y le echa una mirada casi amenazante. Más vale que tenga cuidado.
Entramos por la puerta y ninguno abre la boca. El camarero directamente nos pide que pase y le compañeros. Seguro que lo conocen más que de sobra.
Puede incluso que la mirada asesina tenga algo que ver con algún incidente anterior.
El camarero nos lleva hasta una mesa que da a la ventana. Desde este lugar se puede observar media ciudad pero además da la sensación de que nadie nos ve somos casi invisibles.
Aunque para los ojos de Luke está claro que no ya que no deja de mirarme de arriba a abajo.
—Estás muy guapa Mia por no decirte otra cosa.
Su mirada ardiente de deseo deja claro sus intenciones. Es algo que no se puede ocultar. Aunque sea imposible entrar dentro de su cabeza y ver que piensa tengo claro sus intenciones.
Tengo claro lo que quiero pedir pero el camarero aún no ha venido. Pero un fuerte dolor en la vejiga me recuerda que hace un mes que fui madre y que no puedo estar mucho tiempo sin ir al baño.
Luke
Esta guapísima y si no fuera porque estamos rodeados de gente y de Luna aquí se lo haría encima de esta misma mesa. Pero en cuanto llegue a casa no pienso darle la menor de las oportunidades. No voy a dejar ni que se quite el bolso.
—Tengo que ir al baño —declara mientras se levanta.
En el baño no es tan mala idea pero no puedo dejar a Luna sola. Se salva por eso. Pero cuando me doy la vuelta para mandarle un beso. Me doy cuenta de que uno la está fallando con los ojos. No se descuida lo más mínimo y lo peor de todos es que su mujer o su amante está sentado justo delante pero esta no aparta la vista del móvil.
Me levanto y me coloco justo delante de él cuando Mia entra en el baño.
—Tiene buen culo verdad —le amenazó y me aguanto las ganas de pegarle una ostia.
—¿Perdón?
Se hace muy bien el despistado.
—Mi chica, la que le acabas de mirar el culo cuando ha pasado.
—No se de que me estas hablando —explica con la voz bastante cogida. Está claro que la he pillado.
—¿Que está diciendo cariño? —pregunta la mujer con el rostro bastante contrariado.
—Yo no he mirado a nadie. Habrá sido un acto reflejo.
—¿Un acto reflejo haberla visto el pasillo entero?
—¿Es eso cierto? —le pregunta su acompañante mientras se pone de pie y se coloca con las de pie y se coloca con las brazos en jarra a mirarlo esperando una respuesta.
—Bueno si pero ha sido sin querer. Una mirada rápida —al final el capullo confiesa y me están dando unas ganas de abrirle la cabeza pero la voz de mia me cambia mi perspectiva.
—¿Que está pasando aquí? —ahora es ella la que tiene los brazos en jarra.
—Yo me marcho. Ya hablaremos tú y yo —dice la mujer cogiendo el bolso y saliendo espantada.
—Estarás contento. Te has cargado mi matrimonio.
Sale el tras ella y nos deja a Mía justo delante de mí esperando una respuesta.
—Ese tío que cuando has pasado por su lado no ha dejado de mirarte el culo.
—Esto es el colmo Luke. Se defenderme solita.
—Se perfectamente que sabes defenderte solita pero ¿que iba hacer? ¿quedarme quieto mientras un tio te folle con la mirada?
Mia me mira con la boca abierta y sin hacer ningún tipo de aspaviento.
—Eso es asunto mío. Pensaba que al tener una hija habías cambiado —dice con tono desafiante.
—Pensabas mal entonces.
—Está claro que no has cambiado. Ni hacerte un tatuaje con el nombre de tu hija significa nada. Mirala donde está en la mesa sin entender nada.
—¿No lo entiendes verdad?
Quiero hacerla entrar en razón pero sé que va a ser imposible.
—Pues no. No lo entiendo. Y yo me marcho. Necesito que me dé el aire. Lleva a Luna a casa. Ahora vere lo que hago o quedaros aquí a comer. Que os aproveche.
Mia
Cuando la puerta de la calle se abre el aire me golpea directamente a la cara. A pesar de estar a final de Agosto ya el calor está empezando a irse pero eso no es realmente el quid de la cuestión.
La cuestión es que Luke intenta controlar todo de manera sistemática sin dejar a los demás tomar nuestras propias decisiones. No tengo ninguna prueba pero seguro que la decisión de Oscar de que al final me quedase en el trabajo también es cosa suya. No tengo pruebas pero tampoco dudas. Porque fui justo al día siguiente de contarselo que cambió completamente de decisión. Le he dado muchas oportunidades. Luna es una muestra de ello pero esto ha llegado a un punto que no se puede pasar.