Capítulo 49

Mia

Llegamos hasta un local en medio de la ciudad. Andando no nos ha llevado más de veinte minutos. Es un sitio pequeño pero despejado por dentro con un mostrador junto al abrir la puerta.

—¿Que es este lugar? —pregunto mirando cada detalle. Cada objeto que parece que está puesto estratégicamente.

—Dos personas por favor.

Paga mientras observo y la mujer que está en el mostrador nos invita a entrar tras unas cortinas aterciopeladas que hay a su espalda.

Todo este lugar me está empezando a dar muy mal rollo.

—¿Cuando quieres empezar?

—¿Empezar el que?

—A gritar y a romper todo lo que tus ojos puedan llegar a ver. Eso si solo tenemos diez minutos.

Coge un plato que hay en una de las estanterías y la revienta con bastante violencia contra el suelo.

Por un momento me debato en lo ético que es coger cosas que están bien y romperlo pero hacerlo me resulta tan tenedor que observó un jarrón que hay en el mueble más cercano a mi y sin pensarlo una misera parte lo estampo contra la pared que hay delante mía dejando este en mil pedazos y prácticamente irreconocible. Por un instante pienso que es un resumen de mi ahora mismo. Partida en mil pedazos.

—¿Sabes lo curioso de este lugar? —Oliver consigue sacarme de mis pensamientos.

—Tú dirás.

—Que esta no es la finalidad de este lugar. Lo bonito de este sitio es que ahora recogiendo los mil trozos que hay esparcidos por todo el suelo puedes ver la magia.

Oliver trae una escoba y comienza a meter todas las piezas en una caja.

—Lo curioso de este sitio es que da igual que esté roto en mil pedazos. Todo se puede arreglar— explica mientras se lleva la caja a lo que viene siendo una máquina un tanto extraña.

Me pongo a observar en cómo integra cada trozo roto por mil dentro de un compartimento que hay en la parte superior.

En poco más de dos minutos comienza a salir por abajo un líquido fundido que desprende bastante calor. Cae sobre una forma, de nuevo se forma el jarrón, de la misma forma y de la misma calidad e incluso el mismo color que hace unos minutos rompi. No llego a dar crédito.

—Por mucho que alguien te rompa siempre habrá otra persona que vuelve a arreglarte. A veces es necesario más tiempo y otras menos. Pero todo lo que hace falta en la vida es la persona indicada.