Verde

3

La tranquilidad y los sonidos de las olas del mar rompiéndose en la orilla reinaban aquel paraíso tropical con el sol que amenazante empezaba a asomarse por el horizonte, ese era un cuadro digno de pintar, sin embargo en la casa de los Fernsby una Juliette con un semblante soñoliento se paseaba por la cocina preparándose una taza de café para empezar el día, si bien apenas y podía con su alma se había prometido no volver a llegar tarde a la oficina ya que ella como jefa debería de dar el ejemplo y ser la primera en llegar, además de que en los últimos días no había hecho gran cosa y a decir verdad iba bastante atrasada y lo estaría aún más ya que tendría que cancelar varias inspecciones por la llegada de los noruegos todos estos pensamientos hicieron que Juliette sacudiera su cabeza para despejar un poco su mente «Ya basta Juliette, recuerda tu regla, nada de trabajo ni de estrés en las mañanas ya que es tu único momento libre del día. Se dijo asimisma, dirigiéndose a la sala para revisar sus redes sociales mientras esperaba a que el chofer llegara, 20min después y Juliette no pudo esperar más y salió de casa para esperarlo, realmente no estaba acostumbrada a perder el tiempo su padre siempre le había enseñado lo importante y valioso que era. El auto no tardó en llegar y cuando el chofer se dio cuenta de que su jefa ya estaba afuera salió corriendo para abrirle la puerta.

―Buenos días, señorita, disculpe la tardanza es solo que yo pensé que estaba a tiempo y me quede hablando con mi hija, le juro que no volverá a pasar.

―Descuide viene justo a tiempo, soy yo la que se despertó muy temprano.

En el camino Juliette iba perdida en sus pensamientos, ante el comentario de su chofer acerca de su hija, los cuestionamientos empezaron de nuevo. Juliette no creía que alguna vez llegase a tener una relación y mucho menos una familia, aunque tampoco es que lo desease su definición de felicidad era diferente a la de tener una familia o al menos eso le gustaba pensar. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta que ya habían llegado al corporativo.

―señorita, hm… ya llegamos ―dijo el chofer  sosteniendo la puerta del coche.

―¡Ah! Si claro, gracias nos vemos luego.

Al entrar al corporativo se percató que aún no llegaban los trabajadores solo estaban los de limpieza y la recepcionista, se sentía bastante bien por ello ya que así es como debería ser siempre.

En cuanto llego a su oficina empezó a revisar los correos y terminar los trabajos atrasados. Cuando Andy llego a la oficina se dio cuenta que su jefa estaba muy concentrada, dio un saludo de buenos días y se dispuso a trabajar, las dos chicas se pasaron toda la mañana y parte del medio día en la oficina revisando y terminando todo el trabajo que tenían atrasado por lo que pidieron pizza para no salir a comer y seguir con los pendientes, pero ninguna se imaginaba que la pizza vendría con una sorpresita.

 

―¡Ay muero de hambre! ―dijo Andy poniendo su mano en la frente de forma dramática.

―Igual yo, creo que ya se tardaron demasiado en traer la pizza ¿no crees?, hm… llamare de nuevo. Y justo cuando estaba a punto de marcar al teléfono la puerta se abre bruscamente provocando un pequeño brinco de susto por parte de las chicas, mientras que un joven iba entrando con una gran sonrisa «¿Alguien encargo una deliciosa pizza?

―Si nosotras, aunque no recuerdo haber encargado un pendejo―dice Juliette en tono irónico.

Provocando una risa en el joven y desatando un ambiente muy tenso.

―Mi amada Juliette, tu siempre tan dulce cual aroma de rosa en primavera.

―¿Qué buscas aquí Velazco? la reunión de socios fue hace dos días.

―Oh claro, eso ya lo sé, también me entere que mi amada llego tarde y con un aspecto muy poco favorable, vieras que rápido corren los chismes por estos rumbos.

―¿Y porque no llegaste a la reunión?, eso te baja el prestigio como futuro inversionista, oh no espera… que tonta soy se me había olvidado de que tu padre te desheredo y te saco de todos sus negocios.

―Me da mucho gusto que mi amada este tan al pendiente de mí, me da un gran alivio saber que tengo un ángel cuidando de mí en las sombras y precisamente por eso vine a hablar contigo, pero de negocios, no te ofendas siempre es un gusto verte y tener nuestras conversaciones tan amenas.

―Aja, ¿negocios?, que yo recuerde los únicos negocios que tú sabes hacer son en el antro con los camellos, ¿a qué pretendes jugar ahora?

―Jajaja no lo niego eran buenos tiempos, pero ya dejé esa etapa atrás, ahora  vengo a hablarte de negocios serios, legales,  por supuesto esta.

Juliette se quedó pensativa realmente no se confiaba de ese tipo no es que le hubiera hecho algo malo al contrario siempre estaba ahí para ella, pero tenía una actitud y un pasado que a ella poco le agradaba. Mientras tanto Andy estaba sentada viendo todo lo que pasaba sin decir nada.

―Oye linda, ¿podrías dejarnos solos? ―dijo Antonio Velazco dirigiéndose hacia Andy.

―Si claro―contesto con rapidez, realmente la situación la estaba incomodando mucho y prefería irse antes de que esos dos entraran en otra discusión o peor aún que llegaran a los golpes, que, aunque Juliette se viera como una mujer frágil y elegante llegaba a ser bastante arisca cuando se lo proponía.




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