Harry despertó con una suave caricia en su mano, y aunque intentó responder con un gesto, no lo logró. Intuyó que estaba en un hospital, porque recordaba lo frías e incomodas que suelen ser las camillas.
-Louis? – Preguntó sin abrir los ojos. Deseaba que Louis estuviese a su lado, que todo lo que pasó hubiese sido una horrible pesadilla, pero que ya había pasado, y que todo estaba bien.
-Hola Harry – Una voz saludó, e instantáneamente supo que se trataba de Gianna – ¿Cómo te sientes hermanito?
A decir verdad, se sentía terrible. Su cuerpo dolía como el infierno y el frío era insoportable, era como estar desnudo en un patio en invierno.
Claro, no es como si él hubiese estado desnudo en un patio en invierno, obviamente era una suposición.
- ¿Qué pasó? ¿Dónde está Lou? – Preguntó, aclarando su garganta al notar que su voz era rasposa y aguda.
-Tuviste un ataque de asma, por la ansiedad, ¿No recuerdas nada? Te dieron Lorazepam.
-Recuerdo… - Se esforzó en intentar recordar, jugando con la sabana de la camilla – recuerdo salir de casa, y llamar a Louis… Responde ¿Dónde está él?
-Te traje algunos libros, para que leas por si te aburres hasta que te den el alta, lo cual espero que sea hoy – sonrió su hermana mientras apoyaba una mochila a los pies de su hermano – Mira, te traje a Emily Nagoski, sé que te gusta…
-Gianna, respóndeme – La chica quedó en silencio unos segundos, ordenando algunas arrugas en el vestido negro con pintitas blancas que llevaba. – Gia…
-Lo están buscando – Suspiró – Fui a reportarlo como persona perdida, más que nada por lo que el contestador decía… Solo encontraron su billetera y un anillo…
- ¿Un anillo? – Murmuró tan por lo bajo que Gianna ni siquiera lo escuchó.
-…Pero por ahora descansa, no quiero que te pase nada, bien?
-Quiero ayudar en la búsqueda – Dijo mientras intentaba incorporarse, aunque su brazo dolía bastante. Se inspeccionó rápidamente y notó que tenía una magulladura un poco más arriba del antebrazo.
- ¡Por supuesto que no, Harry! ¡Es peligroso por muchas cosas y más aún por tu salud!
-Si es peligroso para mí, también lo es para Louis.
-Entiendo que estés preocupado, pero es mejor que lo dejes en manos de la policía, ellos saben lo que hacen. – Algo en esa oración simplemente no se sentía correcto, e inconscientemente, Harry lo sabía. Sintió que por unos milisegundos había perdido la vista, era como si varias imágenes hubiesen pasado, pero al no distinguirlas fue como ver el flash de una cámara, este impidiendo distinguir lo que hay alrededor.
Gianna no pareció notarlo.
- ¿Puedes preguntar cuando me darán el alta? – El rizado agarró suavemente a su hermana con ambas manos.
-Solo si prometes descansar un poco más.
-Vale – Accedió sin dudar – Lo prometo.
-Enseguida vuelvo – Anunció, recogiendo su bolso del suelo para luego despeinarlo suavemente.
Harry suspiró cuando la puerta se cerró detrás de su hermana, para luego inspeccionar el lugar con la mirada. Sus ojos se posaron en un extraño e inquietante cuadro, que retrataba un pasillo, colorido pero apagado y vacío y con juguetes desparramados, aun cuando no había niños en aquella pintura.
No era aterrador, pero sentía una incomodidad de un extraño y ajeno pero al mismo tiempo familiar sentimiento, lo cual lo confundía demasiado.
La puerta se volvió a abrir, apareciendo Joanna allí.
- ¡Joanna! ¿Qué haces aquí? – Preguntó, invitando a un abrazo – ¿Cómo supiste donde estaba?
-Gianna me llamó para que viniera – Respondió, abrazándolo con cuidado – pensó que necesitarías a una amiga.
- ¿Y tú vuelo?
-Surgió algo, cambiaron el viaje para nochebuena, ¿puedes creerlo?
-Joder, malas noticias.
-Sí… ¿Cómo estas Harry? – Joanna agarró una de sus manos, dejando suaves caricias. El rizado bajó la mirada al tacto, y dejó la mirada allí porque algo se sentía fuera de lugar.
Intentó no reaccionar demasiado.
-Preocupado – Resumió en un suspiro – No se sabe nada de Lou y su celular murió aparentemente.
- ¿Ni siquiera una pista? ¿Nada?
-Solo encontraron su… su billetera.
-Espero que todo se resuelva pronto Harry… - El sonido de su celular interrumpió la charla, y Harry le hizo una seña para que atendiese – No me tardo – Dijo, saliendo de aquel lugar.
Vale, con suerte podría recordar en unos minutos todas las jodidas temporadas de Lucifer, Brooklyn 99 y Riverdale que Louis le había obligado a ver en el verano para pensar en algo.
Lo que se sentía incorrecto era que a Joanna le faltaba el anillo del dedo meñique que, según recuerda que le contó, su abuela o tía le había dado, ¿Por qué se lo quitaría? Nunca se los quitaba, a ninguno de sus anillos.