El rizado había sido dejado en uno de los pasillos, y su muñeca sangraba y dolía bastante. Se limitó a hacer presión en la herida y a llorar, porque sabía que no moriría, pero eso sonaba terrible. ¿Esta situación sería un método de tortura? Quizá volverían a por él cuando se sintiese moribundo, y lo revivirían.
Dejó la cabeza entre sus piernas y cerró los ojos, intentando ignorar como aquel liquido rojo que nunca había apreciado tanto se deslizaba por su brazo.
-Déjame ayudarte – Levantó la cabeza repentinamente y una chica que estaba a su lado observándolo se sobresaltó. De cabello pelirrojo perfectamente recortado y con una mirada de dilatadas orbes color café que podrían asustar al más valiente pero al mismo tiempo acoger al más asustadizo, le prestaba atención a todo segundo.
Tenía facciones de niña, aunque tenía aspecto de adolescente. Harry apostó en su mente que aquella chica podría lucir de la edad que se le plazca si lo intentara, lo cual era aterrador pero fascinante.
También le era extrañamente familiar, razón por la cual no le tenía tanto miedo ahora. – Te asuste?
-Oh… no, no, no lo hiciste
Sí lo hizo.
-Cómo te llamas?
-Harry, quién eres?
-Sieben me dicen todos, pero mi nombre es Sara
- ¿Disculpa?
- Sara, ¿Acaso no escuchas bien?
-Te conozco de algún lado?
-Kannst du mich verstehen?
-Eh?
-Te pregunté si podías entenderme, pero no hablas alemán. Probablemente no nos conozcamos.
-Debí confundirte con alguien más, lo siento.
-Eres dulce incluso cuando estas desangrándote, te ayudo o no?
- ¿Tienes una venda mágica por ahí? – En silencio, la chica tomó cuidadosamente su brazo y pasó su pulgar por la herida, lo cual le produjo un fuerte ardor pero sanó al instante – Oh… bueno no esperaba eso, ¿Cómo lo hiciste?
-Solo lo hago. Ven, no te quedes aquí.
- ¿Volverán a por mí?
-Eres nuevo – afirmó, y Harry asintió – No, no volverás al lugar donde apareciste, pero sí volverán a buscarte en algún momento.
-Cuantos son aquí?
-Uhm, no lo sé, unos quince quizá, pero hay algunos que nunca los dejan salir, así que no sé.
‘’Louis’’
¿Dónde se lo habrían llevado?
-Oye, puedo preguntarte algo? Es que realmente creo que te conozco.
-Eres de Polonia o Alemania?
-No
-Entonces no es probable. Pero anda, pregunta.
-Cuál es tu apellido?
-Wallerstedt –Ya sabía por qué le era familiar – Oye estas pálido, estas bien?
-Tu nombre real no es Sara, cierto?
Harry se arrepintió de hacer esa pregunta; aquella chica lo empujó contra la pared y sacó un alambre de debajo de sus medias, el cual posicionó en el cuello del rizado.
- ¿Esta es una estúpida prueba? Ich sollte dir das Herz rausreißen, verdammt!
- ¡No hablo alemán! ¡No sé qué dices pero te prometo que no intento dañarte!
-Sabes que Sara no es mi nombre, cómo? Habla
-Suéltalo – Casi que ordenó un chico de brillantes ojos café, bastante largo cabello chocolate y un semblante serio aunque parecía divertido con la situación.
-Hey – Murmuró una chica a su lado, de cabellera de apariencia suave y rubia, quizá de metro sesenta y llamativos ojos claros – No creo que sea una prueba, lo vimos llegar.
-No lo soltaré hasta que responda mi pregunta.
-Sara – Llamó el chico, y Harry pensó en si era alguien cercano a la pelirroja, ya que esta parecía ofendida ante ese llamado de atención – Perdón – La chica ignoró esto y desapareció entre los pasillos.
-Déjala sola un rato Finn, va a estar bien – La voz de la chica era suave y aguda y emitía calma – Te hizo daño?
-No… estoy bien.
Define bien, idiota. Secuestrado y casi mueres desangrado o atacado por una loca.
-Perdónala, suele ponerse muy agresiva si la intimidas o algo
-No era mi intención.
-Lo sabemos, nadie con malas intenciones estaría atrapado acá, ¿Sabes?
- Sydney– Se presentó la chica haciendo exagerados movimientos con los brazos – Él es como mi hermano, y es un poco serio a veces.
-Soy Finn – Sonrió levemente mientras miraba a Sydney con fingida molestia por la presentación que le había dado.
-Harry.
-Sos nuevo – Afirmó Finn, y Harry no había notado si no hasta ahora el acento de América del sur – No estas tan asustado como para haber salido por primera vez de un cuarto aislado.