Vermisst : The colorado project

XIX

Árboles sin vida y tierra extremadamente seca, ramillas crujiendo bajo sus zapatillas y gritos de pájaros predominaban en el ambiente del desierto. El aire seco haciéndolos sentir aún más sedientos.

Habían caminado por lo que debían haber sido horas siguiendo a Louis, quien usaba un mapa mental y lo que parecía información que había adquirido en un mundo de ideas.

El agua ya no era un problema el cual cruzar, si no una necesidad humana que anhelaban en aquel lugar.

- Estoy exhausto – Tosió Finn, refregándose los ojos y frotando sus brazos por una repentina brisa helada.

- No queda mucho – Respondió el ojiazul, haciendo movimientos circulares con sus hombros – Creo.

- ¡¿Quién está ahí?! ¡Respondan o dispararé! – Una voz grave y con un fuerte acento gritó, apuntándoles con una linterna. Un perro comenzó a ladrarles, pero no se les acercó en ningún momento.

- ¡Necesitamos ayuda! – Respondió el rizado, su voz quebrandose ante el terror.

- ¿Harry? – La voz preguntó, bajando la linterna.

Un husky se les acercó corriendo, olfateándolos mientras les movía la cola y saltaba sobre ellos, atrás de este un chico moreno acercándoseles.

- ¿Harry? ¿Louis? ¿Qué demonios hacen? – Preguntó con incertidumbre pero sin molestia el muchacho.

- ¡Zahir! – El ojiazul se acercó a abrazarlo inmediatamente, seguido de Harry.

- No comprendo – Sonrió - ¿Y ellos? – Les extendió la mano lentamente al ver que las chicas estaban un tanto asustadas y Finn permanecía inmóvil –¿Qué sucede? Me alegra que hayan venido pero estoy…

- ¿Confundido? Sí, es extraño, pero déjanos explicarte. ¿Podríamos pasar la noche en la cabaña?

- Sí, sí lo siento. Este año me eligieron como host, así que no va a haber problema.

- ¿Qué hay de Verónica?

- En Mikonos con su nuevo novio

- ¡Debes estar bromeando! – Sonrió Harry – ¿A los sesenta y seis?

- Setenta – Corrigió el moreno mientras se limpiaba las manos en una toalla que llevaba al hombro – Es raro, el hombre tiene unos veinte años menos que ella.

- Les debe importar tanto – Comentó sarcástico.

- Ni lo menciones – Bromeó a la par de Harry. El rizado notó que Louis estaba bastante callado para ser él, y aquella chispa alegre se desvanecía con cada minuto – Este año solo vinieron solo diez voluntarios, así que cinco personas más serían de bastante ayuda.

- ¿Tan pocos? Que extraño.

- Hay rumores de explotación a los voluntarios y muchos cancelaron sus viajes.

- ¿Zahir el criminal?

-Oh, cállate, Evans. No sé de dónde sacan eso, es que hubo varias desapariciones últimamente en Escalante. Supongo que es por eso.

Louis miró al rizado con duda.

- Oye, Zahir… - El chico les cortó con la mano, indicándoles que lo siguieran.

- Deben estar hambrientos y con frío. Por las noches es un puto infierno, vengan. Vamos Orión – Llamó al perro que pedía cariño a la pelirroja, más esta no entendía aquello así que solo se limitó a aferrarse al brazo de Sydney más fuerte.

No era demasiada la distancia entre ellos y la cabaña en comparación a las horas de caminata.

Solía ser una gran cabaña color rosa viejo de tres largos pisos, ahora divididos en dos cabañas diferentes conectadas por un pasillo en la planta baja.

Zahir les comentó que, en total, cuatro pisos eran exclusivos para los residentes y voluntarios, uno quedando libre para almacenar cosas.

Al entrar a la primer cabaña, los recibieron paredes pintadas de color blanco nube, varios sillones individuales y una mesa no muy larga con revistas y un periódico, así como una pequeña TV de antena que se acomodaba en un costado de la habitación con dos sostenes contra la pared.

 Cuando la luz los alumbró con totalidad, el moreno jadeó al voltearse.

- ¡Joder! ¡¿Qué demonios les pasó?! – Harry miró su ropa ensangrentada y sus manos - ¡¿De quién es esa sangre?!

- Nuestra – Respondió Louis rápidamente – En realidad no nos perdimos. Nos secuestraron, Zahir, ellos son otros sobrevivientes – El chico frunció el ceño – Necesitamos tu ayuda, nos estarán buscando, por favor.

- Dios mío… No pasa nada, claro que pueden quedarse. Espérenme aquí – Indicó con su mano, moviendo una puerta corrediza – Voy a buscar el kit de primeros auxilios.

- ¿De quién es la sangre? – Preguntó Finn, susurrando cerca de Harry.

- Una parte es mía, la otra de un tipo armado que irrumpió en donde estábamos – Susurró. El chico asintió, volviéndose a las chicas en silencio.

El moreno se le acercó a Harry y le indicó que se sentara en una silla de madera, levantando luego su remera y examinándolo.

- ¿Con qué te hiciste esto? – Preguntó mientras se colocaba guantes de látex y ponía un líquido antiséptico sobre una gasa y limpiaba los cortes.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.