Vermisst : The colorado project

XXIV

Harry había estado ayudando a Ody a cocinar varias bandejillas con variedades de comida hasta que se hicieron las cuatro treinta, cuando ambos tomaron un descanso y se pusieron a hablar.  

La verdad, le había resultado un día bastante bueno en ese aspecto porque la chica hablaba mucho y bromeaba, y él casi no tenía que hablar, hasta que se hicieron las seis treinta y se cruzó con Louis.

 Ahora eran las siete y veinte, y hace media hora se encontraba sentado en una banca de madera cerca del establo, admirando como la luna se asomaba poco a poco.

El frío se adentraba en los poros de sus mejillas, dejando trazos de lágrimas marcados en sus mejillas. Su nariz estaba enrojecida y humedecía constantemente sus labios, los cuales se secaban fácilmente con el clima.

Quería envolverse en las mantas de felpa y abrazar a Louis y dormir, como lo hacían en épocas de frío, más el orgullo no le dejaría ni siquiera comentar sobre dormir lo doloroso que era dormir solo aquella noche.

Habían discutido con el ojiazul. Una pelea que calificaría como bastante fuerte porque Louis nunca había gritado, o al menos no a él. No sabía si dolía más el haber discutido, lo sarcástico que Louis podía volverse o el ya no tener más energía para hacer algo.

Era como si le hubiesen sacado parte del alma, y no sabía que estaba temblando hasta que sintió una mano acariciarle el hombro y darle una manta.

-Hola – Saludó Sydney sentándose a su la y cruzando sus piernas sobre la banca y reposando su mentón en su rodilla izquierda, observando al rizado - ¿Qué sucedió con Louis? – Murmuró, masajeando su espalda de arriba abajo con las puntas de sus dedos.

-Discutimos, pero supongo que eso ya lo sabes – La rubia asintió – Es solo que quiero ayudarlo, me duele verlo así pero no quiere ni hablar. Me dijo que no quería mi jodida ayuda, que deje de intentar salvar a todos y que simplemente me meta en mis cosas, que por no hacer eso antes estoy aquí metido.

-Él no era así, ¿Estoy en lo cierto? – Harry negó, reposando su cabeza en el hombro de la chica, quien pasó un brazo por su hombro – Escucha, sé que te duele que él sea así y no quiera hablar contigo, pero sabe que esas fueron ideas que le metieron. Él no quiere alejarte, es un impulso porque tiene miedo.

- ¿Miedo? – Sorbió, frunciendo el ceño - ¿De mí?

- No cariño, tiene miedo de dar por hecho el tenerte y que lo cuides, y luego perderte.

- ¿Cómo lo sabes? – Preguntó, aceptando la mano que la chica le había tendido para que tomara.

- Todos los rebeldes tienen miedo a eso. ¿Por qué crees que Sara es tan desapegada? ¿O Finn tan callado? Sé que parece increíble, pero todo esto te lo hacen si desobedeces demasiado. Te llevan a una sala y te hacen cosas, te dicen que nadie va a ayudarte o salvarte, y que si alguien intenta hacerlo probablemente es para aprovecharse de tus vulnerabilidades. Te lo terminas creyendo en menos de una semana porque buscan gente importante en tu vida y con alucinógenos o cosas así te manipulan.

- ¿Cómo lo sabes?

- Quizá otro día te lo cuente – Sonrió, acariciando el mentón del rizado y limpiando sus lágrimas.

Le dolía tener que lidiar con esto, con quizá un nuevo Louis y con el hecho de que su don, era la jodida telepatía.

- ¿Pero qué cojones ganan? ¡¿Por qué no nos usaban de experimento y ya?! – Soltó con voz entrecortada, Sydney notándolo e incorporándose para abrazarlo - ¡Eso es lo que buscan desde el principio! – Siguió, rompiendo en llanto mientras se aferraba a ella.

- ¿Que qué ganan? Piensa, Harry – Respondió con dulzura pero con cierta brusquedad por lo que el rizado había dicho – Si pierdes la esperanza te vuelves sumiso y no causas problemas. Si crees que no tiene sentido resistirte porque te morirás allí, no necesitarán abofetearte cuando te rehúses a hacer algo.

Ambos se quedaron abrazados en silencio, Harry observando a Orión saltar en pequeñas montañitas de nieve.

- ¿Tu perdiste la esperanza? – Preguntó por lo bajo, sorbiendo por la nariz ante el exceso de información que había tenido y por el ''pudo haberme pasado a mí'' que rondaba en su cabeza constantemente.

Sydney suspiró, enredando su dedo índice en un rizo del ojiverde.

- Un poco, luego de que los años pasaran, pero sabía que en algún momento tendría la oportunidad de salir, ¿Sabes por qué? – El rizado negó, soltándose del abrazo – Porque todo lo que está hecho por el humano tiene fallas, nunca lo olvides.

- ¿Por qué no te afectó a ti también lo de las personas importantes?

-Porque no recuerdo a nadie de mi vida fuera del laboratorio. Además de que mi índice de teq es demasiado alto y no hacía efecto nada.

- ¿Teq?

-Telequinesis. Algunos pueden usar su don cuando quieran, otros no, solo cuando los sobrepasan sus emociones.

Harry asintió con la cabeza mientras tiraba de sus mangas para cubrir sus dedos. Pensó en que su telepatía había surgido la noche anterior cuando Louis le había contado lo que sucedió.

Tenía sentido.

- ¿Qué sabes de la telepatía?




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