El chirrido de las cortinas cerrándose causó que Harry saliera del universo de los sueños, donde soñó con la tranquilidad de aquel lugar donde había hablado con Louis aquella vez cuando estuvo en el hospital.
Sereno, expresando una especie de señal de los tiempos donde indicaba, que eventualmente llegarían a esa paz que tanto anhelaban.
Aquel lugar donde eran ellos dos y nadie más.
Una lampara prendida con un pañuelo rojo encima para atenuar su luz iluminaba la habitación. Las ventanas estaban siendo cerradas y las cortinas acomodadas por una chica de larga cabellera color oscuro como la noche, trenzada hasta debajo de sus caderas y cuyas raíces estaban cubiertas por un pañuelo verde como las aguas de algunos estanques en otoño.
Vestía un ropaje color beige de lana con detalles pardos, y un manto verde bosque cubriendo sus hombros y su cuello junto a unas botas abrigadas de algodón. Lucía de una cultura similar a la de aquella valiente princesa que lanzaba flechas sin errar.
- ¿Quién eres? – Preguntó con voz adormilada, notando que estaba envuelto en mantas que lo inmovilizaban un poco. Vio a una chica sentada contra la pared frente a su habitación del lado de afuera leyendo un libro en un idioma que no reconocía y anotando en una libreta. Sus ropas y forma de peinar eran similares a las de la desconocida, a excepción de que su cabello era rubio como el trigo.
La rubia levantó la mirada, dejando ver unos llamativos ojos azul oscuro pero con un brillo verde.
-Lo siento, ¿Te desperté? – Preguntó con un leve y cálido acento escocés, a lo que Harry negó. – Soy Isla, tú eres Oliver, ¿Verdad? – Volteó mirando al rizado, notando que sus ojos eran de un intimidante gris, dándole la seguridad de que, al ser expuestos al sol, eran tan claros como el cielo despejado de verano.
-Sí – Agarró un abrigo que el ojiazul había dejado sobre la cama propia y que le iba bastante bien. Tenía aquel dulce aroma propio de él. - ¿Dónde están todos? – Indagó.
-Durmiendo – Respondió por Isla la chica rubia, sin levantar la mirada de su libro
- ¿Y el chico que duerme conmigo? – Insistió - ¿Dónde está?
- Wciąż odizolowany– Respondió. Parecía que Isla no era nativa en aquel idioma, por lo que tradujo en su mente lo que significaba antes de responder.
‘’Todavía aislado’’
- ¿Aislado? – Harry palideció. Isla parecía sorprendida ante aquello.
- ¿Entiendes lo que Solsticio dice? – La chica, de nombre Solsticio, cerró su libro y entró en la habitación, arrodillándose frente a Harry – Jesteś szalony czy jak?! – Gritó Isla al ver aquella acción, a lo que Solsticio respondió con calma con su dedo índice sobre sus labios, indicándole que bajara la voz.
- Damos un minuto – Pidió en una oración sin sentido. Isla lucía confundida, pero salió de la habitación cerrando la puerta. Solsticio quitó el pañuelo de encima de la lampara y le pidió permiso a Harry para sentarse frente a él, a lo que este asintió – Twoja nadgarstek – El rizado frunció el ceño, indicando que no comprendía.
- Quiero saber dónde está Levi – Exigió, pero la chica no pareció darle importancia a aquello.
-Tu muñeca – Pidió, pero el rizado se negó a aquello, sosteniéndola contra su pecho.
-No respondes mis preguntas, no lo haré.
-Te responderé. Tu muñeca, izquierda – Insistió, a lo que Harry cedió. Suspiró, con aire de cansancio. La chica sostuvo su mano varios segundos.
- Cero uno nueve – Anunció Solsticio. Harry observó su muñeca, y vio aquel número tatuado, junto a un poco de sangre seca a los costados. Dio un suave tirón y recorrió con los dedos aquello, intentando estúpidamente de quitarlo, logrando en cambio que sangrara.
- ¿Qué es esto? – Preguntó casi saltando y alejándose de la cama y de la extraña muchacha - ¡Respóndeme alguna maldita pregunta!
-Evans – Susurró – ¿Por qué no lees mi mente y lo descubres? – Dijo con picardía ladeando la cabeza, su acento y su hablar suavizándose con cada palabra.
- ¿Cómo sabes? – Comenzó a retroceder hasta la puerta, aterrado, intentando buscar a Louis él mismo. La chica levantó los brazos, arrodillándose al costado de los pies de la cama, bajando la mirada.
‘’No busco dañarte’’, comunicó. El rizado se acercó aunque manteniendo cierta distancia, poniéndose de rodillas también. La chica no levantó la mirada en ningún momento.
- ¿Quieres saber qué sucedió con él? – Preguntó, mirándolo ahora a los ojos.
-Sí – Se acomodó sobre su pierna izquierda, esperando a que la chica comenzara, pero esta solo extendió sus manos, indicándole que las tomara – Dime, por favor.
- Cierra los ojos – Ordenó, a lo que Harry obedeció
Todo se volvió levemente borroso, hasta que todo se comenzó a ver con claridad al abrir sus ojos. Estaba reviviendo algo que Solsticio vivió. Al cerrar sus ojos, no vería, y si los abría observaría.
Era terroríficamente increíble.
Louis estaba frente a la rubia, con leves marcas azules en las comisuras de su boca, sudando y muy pálido. Él y Finn estaban en la misma habitación y situación, recostados en el suelo mientras Isla posicionaba sus manos sobre sus torsos, examinándolos.