Esa noche tomaron turnos para cuidar a la bebé, quien se encontraba demasiado inquieta.
Solsticio le cambió los pañales, Louis intentó que durmiera y Harry la alimentó pero nada parecía hacer efecto. Solo se calmó cuando la rubia le hizo con mucho cuidado masajes en la espalda, sosteniéndola contra su pecho e indicándole a la pareja que intentaran dormir y que en un rato despertaría a uno para tomar su lugar, lo cual el ojiazul negó porque ya había hecho bastante, así que él se hizo cargo de la pequeña.
Louis estaba sentado contra la pared, dejando sus piernas bajo unas mantas celestes que había como extra para el frío, la bebé sobre ellas mientras sostenía sus manitos y las movía suavemente de un lado a otro, haciendo que esta sonriera.
-Duermes de día y juegas de noche, no seas así – Protestó en voz baja el ojiazul mientras Aaliyah seguía sonriéndole, moviendo sus pequeñas piernas delgaditas frenéticamente – Ojalá tuviera algún juguete, seguro te gustaría. A mis hermanas les encantaba jugar con sus osos de peluche, hablaban y hablaban por horas – La bebé estornudó, por lo que Louis la acomodó entre sus brazos y con un pañuelo delicadamente le limpió la nariz – Al menos no tengo que dormir.
Aaliyah se llevó un dedo a la boca y torció levemente la cabeza, como si le diese curiosidad lo que el hombre que la sostenía decía, incluso si no entendía.
Al notar que su voz no estaba, le dio varios golpecitos en los labios a Louis, haciendo que este le preguntara qué quería que haga.
Sonrió ante la reaparición de aquel dulce sonido, lo que hizo sonreír también al ojiazul.