- T Y R E – Deletreó aquella mujer de lentes dorados, cabello negro y uniforme de médica – No te muevas, no quiero repetir esto y te recomiendo no intentar nada extraño porque llamaré a seguridad.
Louis asintió.
Estaba recostado sobre lo que lucía como una mesa quirúrgica. Blanca con algunas manchas amarillentas y una luz blanca cegadora sobre él. Debía respirar profundo, porque el aire no era suficiente al respirar normal.
Una maquina color blanca y gris que lucía como una cámara antigua se posicionó sobre su cabeza. Notó una luz lineal y horizontal roja sobre su nariz y quiso cerrar los ojos, más tenía miedo de arruinarlo todo.
Sintió un cosquilleo en su brazo y luego un fuerte ardor que le hizo apretar su puño con fuerza.
- Que sensible – Rió el hombre que estaba a su lado pero que debido a la luz no podía ver - DEA-7 – Anunció mientras desinfectaba, o al menos Louis creyó que eso hacía, la zona de su muslo con un algodón húmedo.
Sintió ahora una fuerte mano apretar la piel de su pierna, cuyo leve dolor fue reemplazado por un doloroso pinchazo en la parte externa del muslo, dándole una sensación de que estaban escarbando debajo de sus músculos con una aguja como si no tuviese piel.
Fue peor cuando el líquido comenzó a distribuirse por su cuerpo, este quemaba como el infierno, y tuvo el reflejo de mover su pierna y contraer el músculo, ganándose un fuerte golpe donde le habían inyectado al haber golpeado accidentalmente al médico.
- Ya tengo las imágenes – Una voz masculina habló, apagando aquella cegadora luz y haciéndose ver. El hombre que le había inyectado algo lo miraba ahora de lejos, con incertidumbre y un poco de miedo, según su don percibió – No tengas miedo, no es peligroso – Rió hacia el médico.
- Nunca se sabe con estos, Martin – El hombre, de nombre Joseph, se acercó a una pequeña bandeja metálica, dejando allí los residuos patológicos que había usado en Louis, quien en aquel momento sentía que su corazón latía tan rápido que podría escupirlo.
-Dime, ¿Qué sientes? – Martin preguntó, acomodando un asiento con ruedillas junto a la camilla y sentándose a la altura de sus hombros. El ojiazul sintió como leves espasmos se generaban en sus piernas, extendiéndose hacia sus brazos y volviéndose levemente más violentos.
-Siento que me voy a desmayar – Exhaló agitado – Mi corazón – Quiso explicar que sus latidos eran demasiado rápidos o lentos, no podía darse cuenta. Martin asintió, ubicando dos de dedos en su cuello, tomando sus pulsaciones.
-IDRL – El hombre canoso pidió a la mujer de cabello negro que le había advertido de no intentar nada extraño. Martin recibió el llamado ‘’IDRL’’, el cual era inyectable. Louis se quejó en un leve y casi inaudible sollozo, ya estaba harto de todos los piquetes que le habían dado – Este no te dolerá tanto, no te preocupes.
Martin levantó la camiseta de paciente de hospital que llevaba, desinfectó la zona del costado de su barriga e inyectó aquel liquido con rapidez, haciendo que efectivamente no le doliera tanto.
‘’O quizá era porque quiere mantenerme con vida’’ Sollozó hiperventilando ante sus pensamientos.
- Lou – Harry llamó, su pulgar acariciando su mejilla – Hey, Lou.
- Lo siento – Respondió, incorporándose del suelo y notando que se había quedado dormido contra los pies de la cama. Notó que ahora Harry frente a él cargaba a la bebé, quien lo observaba curiosa –¿Ella estaba bien? Dios soy tan tonto
-Tranquilízate Lou. Ella estaba durmiendo en tu regazo, ¿Tú estás bien? llorabas dormido – Susurró limpiando algunas lágrimas que habían quedado en su barbilla. Louis suspiró e inevitablemente comenzó a sollozar en silencio. Harry lo resguardó con su brazo, masajeándole la espalda – Solo fue un mal sueño, no es real Lou.
-Sí lo fue – Sorbió por la nariz, aferrándose con suavidad a la ropa del rizado, permitiéndose sentir querido por las caricias que le estaban siendo proporcionadas – Estaba soñando con ese lugar.
- ¿Quieres contarme? – Aaliyah le dio dos golpecitos en el pecho, extendiendo sus brazos hacia el ojiazul – Quizá ayude.
Le contara o no, Harry sabía qué había soñado.
Louis, aún recostado a la altura de la cintura del menor, sostuvo a la bebé en sus brazos, ésta posicionando su mano en su rostro.
Aaliyah sonrió, y por alguna razón, una oleada cálida de felicidad lo invadió. Una sonrisa sincera, donde sus caninos quedaban visibles, se dibujó en su cara.
Harry notó aquello, quedando fascinado. Se recostó de nuevo, sabanas y mantas cubriendo hasta debajo de sus brazos mientras dejaba caricias en la nuca del mayor.
- Quisiera poder hablarlo, contarte algunas cosas – Comenzó – Pero si lo digo en voz alta, confirmaré totalmente que fue real, y eso me aterra.
-Lou, fue real pero que sea real solo en tu cabeza terminará matándote. Es demasiado, demasiadas cosas pasaron en poco tiempo y no puedes sobrellevarlo solo. Recuerda que no lo estas.
-Solo quiero olvidarlo todo – Deseó, haciéndole sentir un vacío en el pecho al rizado al no poder hacer nada al respecto.