Louis dormía sobre su regazo, Harry acariciando su cabello mientras sostenía a Aaliyah en su otro brazo.
Sus labios resquebrajados, su piel pálida y con ojeras leves bajo sus brazos, así como la excesiva sudoración de Louis le hizo preocuparse demasiado.
Skyler le dijo al rizado que había un hospital en el Voivodato, que podían llevar a Louis allí, pero este se negó. La sola idea de una camilla, médicos e inyecciones no le apetecía para nada.
‘’Lou, es por tu salud, ¿Sí? Estaremos para cuidarte.
Prefiero morir antes de que un médico me toque’’ Espetó antes de dormirse sobre su muslo derecho.
Así, Harry llegó a la conclusión de que posiblemente Louis estaba atravesando un pico de estrés, pero no quería arriesgarse a suponer, porque había ideas catastróficas que rondaban su mente sobre qué podría ser lo que sucedía con Louis.
Desde el asiento del piloto, Skyler los observó por el espejo retrovisor antes de dirigirse a Harry.
- Quizá la infección no se fue del todo.
- ¿Y qué si algo pasó en el laboratorio que le hizo contraer algo? – Finn, que ahora estaba como copiloto, negó con la cabeza.
- Tenían mucho cuidado con eso. Les servíamos vivos y sanos físicamente, Harry – El rizado suspiró, acomodándole los cabellos a Louis mientras este ni se inmutaba de que alguien le acariciara el cabello – No te preocupes, estará bien.
Aaliyah observó en silencio mientras jugueteaba con su chupete, antes de imitar la acción que Harry hacía en el cabello de este, pero de manera torpe.
El ojiverde le sonrió y besó la frente de la bebé, está sonriendo y recostando su cabeza en el hombro del rizado.
- Apá – Llamó la niña, dejando su pequeña manito sobre la mejilla del ojiazul.
- Es increíble. ¿No es muy pequeña para hablar?
- Tienes a una niña prodigio, Harry – Bromeó Skyler.
El rizado frunció el ceño con una sonrisa. Aaliyah le dio varios golpecitos en la mejilla, repitiendo ‘’Apá’’ una y otra vez - ¿Qué pasa cariño?
- Apá – Lloriqueo en un puchero mientras intentaba ir con Louis.
- Papá duerme cielo – No pareció comprender aquello, por lo que comenzó a tocar repetidas veces la nariz del ojiazul, quien ni siquiera se movía – Lou – Llamó – ¿Louis?
- ¿Qué sucede? – Finn se volteó rápidamente, observándolos.
- No lo sé. ¿Louis? – Repitió, moviendo con lentitud al mayor y luego tocando su frente con el dorso de su mano – Tiene mucha fiebre.
- Estamos a veinte minutos de llegar – Anunció el chico polaco mientras lo observaba por el espejo retrovisor – Será lo más rápido que pueda, todo estará bien.
Harry tomó la mano de Louis, cerrando los ojos. La voz de Sara se repetía una y otra vez en su cabeza por alguna razón, sin formar oraciones coherentes; Distinguía su voz más no sus palabras.
No supo qué, no supo cómo, pero un cosquilleo extraño se hizo presente en sus hombros, viajando por sus bíceps hasta los músculos de sus dedos. Llevó toda su consciencia – incluso alguna parte del inconsciente se encontraba allí a sus manos.
Con sus ojos cerrados, notó como una luz se hacía presente en el exterior; llamativa y anaranjada - o amarilla, no podría decir -.
Con cada inhalación, esta se colaba con un cosquilleo bajo sus uñas y se expandía con las exhalaciones, cediendo un poco la molesta sensación en la punta de sus dedos, los cuales comenzaron a sentirse más calientes.
Reposó ahora sí su mano sobre la sien de Louis, sus manos heladas pero sus dedos, hirviendo como el té que el ojiazul solía tomar cada mañana.
Su cabeza comenzó a doler hasta aturdirlo, como un dolor seco acompañado de un pitido agudo y demasiado molesto, luego sintiendo cómo aquel líquido de olor férreo bajaba desde sus fosas nasales hasta sus labios.
Un suspiro de alivio salió de los labios de Louis, pintando una sonrisa adolorida en el rostro del menor.
- Todo estará bien, todo estará bien – Murmuró Harry más para sí mismo que otra cosa mientras intentaba no perder la concentración.
Debía aguantar unos minutos más el dolor de cabeza y el hecho de que su audición disminuía a cada minuto. Sentía que lo estaban ahogando en un río caudaloso, y que en cada agarre estable se resbalaba. Sus sentidos volvían y venían, y sus extremidades temblaban un poco.
Sintió a alguien tomar su otra mano, apretándola con fuerza.
- Harry, serán unos minutos más – La voz de Finn indicó, temblorosa – Necesito que te quedes, no cedas a las voces que susurran, ¿Entiendes? O te quedarás atrapado en tu mente y no podremos sacarte.
Asintió, concentrándose no solo en no perder la red de energía sino que también en el agarre de Finn para no ceder a aquella voz similar a la suya que le daba indicaciones sobre cómo acabar con el dolor pero sin soltar a Louis.
Era demasiado tentador, pero se limitó a temblar algunas veces del dolor y a suspirar.
Por Aaliyah y por Louis, debía aguantar.