Verona

Capítulo 17

-Luna te prometo que solo va a ser un momento, quiero asegurarme que aquí nada se salga de control. No quiero poner en peligro a Jackes- con una mueca de desaprobación asintió con la cabeza y empezó a cuidar la llegada de cualquiera a la estancia. Habíamos regresado a nuestra casa, quería probar que en el lugar no se saliera nada de control… quería saber también cómo se sentía, e investigar un recuerdo que había tenido desde el momento en el que mi poder se extendió. La presencia de esas sombras a la lejanía.

 

Extendí mi poder después de tantas pruebas hasta que por fin sentí a lo que Rose se refería. El poder corrió por mí, me transformé en un animal en su elemento, no la bestia que yo tanto temía perdiendo el control. Era el animal que podía sentir a su entorno y camuflarse con su espacio.

 

Me concentré más para alcanzar a solo una de las tantas voces con las que me conectaba. Eran tirones de sentimientos, pasiones o conversaciones, cualquier cosa que influenciara a las personas que estaban cerca de mí en el momento.

 

Su voz tenue nunca me había pasado por alto, era la que más recordaba y mejor reconocía. Cristol llamó mi nombre y eso directamente me llevó hacia él.

Lentamente fui internado en su alma.

 

-… no tenía porqué estar ahí con sus padres. Su madre no debió haber intentado salvarlo cuando no sabía lo que podía pasar y no tenía el poder para hacerlo- la voz de Allen llegó al centro de Cristol, nos había acompañado para observar un poco si estaría bien y estable aunque fuera por poco tiempo.

 

-no se trata de su madre. Sabemos bien que ella sola jamás lo pudo haber hecho. Pero sabes lo que sucedió con Rose. Verona canalizó su poder e hizo lo que habíamos buscado durante tanto tiempo, y yo no estoy contento con que no se le explique completamente su historia- Cristol habló ansioso en tono tan bajo que solo ellos alcanzaban a escuchar.

 

-no puedes estar completamente seguro de cómo va a reaccionar. Apenas conocemos algo de su poder para provocar cualquier cosa que lo pueda desatar, viste lo que les sucedió a Geral y Dóminic, está más allá de nuestras capacidades.

 

-pero sabes que sucedió con su madre…

 

-y obviamente no tienes la intención que le suceda lo mismo.- sentí en el pecho de Cristol una tremenda presión. El terror lo sofocó. Nunca se había referido a mí siguiendo los pasos de mi madre, pero algo tenía yo que ver con lo que le había sucedido. Que si no quería que me pasara lo mismo que a ella. Había sido como una madre para él también y su pérdida le había dolido tanto como a mí si es que hubiera estado consciente.

 

Se cortó la comunicación. Luna había estado agitando mi brazo durante bastante tiempo como para dejarme la marca de sus dedos. Me hundí en la plática que Allen y Cristol habían tenido. A mi madre le había sucedido algo terrible para pensar que Cristol la sintiera perdida, pero ¿desde cuándo la conocía? Voltee la vista a Luna que seguía inquieta.

 

-No te alteres tanto o te saldrán arrugas- su ceño se desvaneció en una sonrisa.

 

-no sabía lo que estaba pasando. Creí que solo iba a ser una incursión rápida para probar ahora que estabas descansada, no esperaba que te perdieras tanto.

 

Voltee la vista de sus ojos al reloj y me di cuenta de que se hacía tarde para la escuela. Poder ver nuevamente a Jackes en la puerta. Pronto llegaría y no necesitaba que él también se preocupara más por mí. Al menos a su lado podía fingir algo normal a comparación de si me mantenía cerca de ellos, querrían saber mi experiencia, qué es lo que había logrado, sin poder ser mentirosa ¿Cómo les podía decir algo? Por alguna razón temí que si descubrían que había escuchado la plática de Allen y Cristol suspenderían las prácticas.

 

Aun nerviosa me preparé para encontrarme a Jackes. A Dóminic desde el día en que mi poder se desató no lo había visto. Dolía pero no me arrepentí, preferí no verlo más. El camino me pareció sin importancia, no podía dejar de pensar en qué le diría. Nuestra desaparición no era nada que pasar por alto. No quería mentirle pero tampoco le podía decir que había estado en coma una semana y que por la vergüenza de no haberme comunicado antes no lo intenté la segunda semana. Llegué sin percatarme…

 

Así como esperé él seguía recargado en el pilar que adornaba la entrada a la universidad. Nadie le había avisado de nuestra vuelta, había sido precipitado, incluso los gemelos estaban desmañanados por la llamada inesperada de Allen para que fuera por nosotras. Lo vi expectante, estaba esperando a alguien, pero no podía ser a mí, no tenía caso, no sabía que llegaría, no tenía sentido. Tal vez el tiempo separado le hubiera bastado para encontrar a alguien más, mejor que yo sinceramente… no se lo podía reprochar, menos cuando lo había dejado dos semanas sin saber de mí.




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