No había manera de que pensara lo que estaba pensando. Tal vez después de ese beso tan ardiente si lo hubiera detenido nada más hubiera pasado, pero no, no estaba en mi naturaleza desde un inicio. Hubo un tipo de chispa en mi interior, dudaba pero sabía que estar con Jackes era con creces lo mejor que podía pasarme, sin embargo, nada había cambiado, había sido un momento de pasión, de increíble pasión, una reacción que buscaba desesperadamente pero que no podía sacar a Dóminic, los ojos que venían a mi mente eran los de él, el toque que nunca había sentido, lo anhelaba y ni siquiera podía imaginar. Así como en mi sueño lo volví a hacer, tal vez era eso y no una predicción lo que me intentaba decir mi subconsciente, que estando con Jackes lo hacía solamente por esperar que fuera Dóminic pero cómo ese amor moría porque no había forma en la que existiera. Claro, eso y los unicornios aparte de ser reales pueden hablar y se ríen cuando dices mosca. No sé qué hubiera preferido, pensar que era una premonición y que si estaba con Dóminic aunque lo sentía y estábamos juntos moría, o pensar que era todo un rollo psicológico… sinceramente el si quiera pensarlo me hacía una mujer muy egoísta. No podía tener a Dóminic. Punto.
Ahora lo sabía, mi cabeza siempre me lo había intentado decir y jamás la escuchaba. De las dos opciones ninguna era alentadora, pero al menos en la de mi subconsciente no había ningún daño ni para Jackes ni para Dóminic. Así que dejando a un lado mi egoísmo me pude dar cuenta que más que decidir con quién estar, con quien no, y con quien sí podía, la realidad me golpeaba. No podía estar con ninguno de los dos, si en algo los apreciaba, aunque a veces ya dudaba de seguir sintiendo algo por Dóminic con lo perro que se había portado, si en algo los estimaba tenía que alejarme de ellos. Jackes había dejado muy claro que no pensaba dejar de dar batalla, no solo eso, estaba preparado para una guerra como la de Troya, yo había flaqueado al besarlo y dejar que siguiéramos también pero estaba muy firme en no querer herirle más, y aunque él siguiera insistiendo tenía que admitir que de quien me costaba más trabajo alejarme sin duda alguna era de Dóminic, aunque supiera que él me odiaba no podía hacerme a la idea de seguir sin él, de matar el sentimiento que por primera vez en la vida había experimentado.
Después de la despedida tan impactante de Jackes me había sumergido tanto en mi propio mundo que de manera inconsciente había tomado mis cosas y caminando hasta llegar frente al pasillo de mi habitación.
Me detuve en seco, escuchaba a dos personas hablando con exactamente el mismo timbre de voz, si no fuera porque los conocía un poco más hubiera pensado que una misma persona estaba hablando y que muy probablemente o tenía trastorno bipolar o era esquizofrénico.
Sabía que no era de mi incumbencia de lo que hablaran los gemelos, pero después de todas las cosas que habían sucedido quería al menos saber un poco de lo que pasaba por su vida, no lo pensé muy profundamente y actué de una manera muy impulsiva, pensé que no lo iban a notar mientras desplegaba el campo a su alrededor. Nunca debí entrometerme pero lo hice y aunque ahora me arrepiento en ese momento pensé que era una idea brillante.
Los gemelos asombrosamente percibieron el campo y sin pensarlo Geral desapareció.
La mirada fulminante que me dio Dimitri dejó bien en claro lo molesto que estaba. Se acercó a mí y vi el mini doble de mis pesadillas. El ceño fruncido y la mirada gélida. Me tomó el brazo, pensé que nos iba a transportar a donde su hermano pero me equivocaba, me jaló a su habitación y empujó bruscamente a su cama.
-¡oye!
-oye nada, ¿qué creíste que estabas haciendo espiandonos? – no quería admitirlo pero el rubor que coloreo mis mejillas fue hasta mi cuello y orejas. Si lo estaba y mucho, la vergüenza no podía ser más obvia.
-no pensé que se fueran a dar cuenta- después de decirlo caí en mi fatal error, esa no era una disculpa.
-así que crees que está bien por el simple hecho de que se supone que no deberíamos haberlo notado. Eres igual que Dóminic. No. Me retracto, eres mucho peor y más estúpida que él. Al menos no es como si quisiera oír lo que está en nuestra cabeza pero no lo controla y tú vienes y premeditadamente te inmiscuyes en los asuntos que hay entre nosotros. Ahora alcanzo a ver un poco del porque Geral te odia tanto.
La bofetada fue tan dura que me quede sin aire, ni aunque las palabras de arrepentimiento habían estado listas para salir, habían muerto en mi lengua.