Los últimos días habían sido un infierno y no solamente por el desgaste de energía que me provocó intentar no matar a Dóminic cada vez que estábamos juntos. Su idea de entrenar para controlar mi poder era ser más imbécil de lo que ya había sido, considerando que en dos ocasiones casi lo mataba por la misma razón no lo ponía en una buena posición.
Al inicio no podía creer su cambio de humor, se aprovechaba que estabamos solos para provocarme, no puedo decir que fuera difícil de hacer, hasta el momento no había demostrado ninguna tolerancia ante su presencia. Tuvo el descaro de meterse con mis personas queridas.
Tuvo la brillante idea de comentar que Cristo era la persona más sosa que había conocido. Que Dimitri tenía un pelo de listo y nada mas. Lo que no era alentador pues era todo artificial.
Mi punto de quiebre fue cuando mencionó a Jackes, solo escuchar su nombre salir de sus labios me rompió. No había manera alguna en la que permitiría que dijera algo malo sobre él.
Arremetí contra él con todas mis fuerzas, sentí el poder emanar de mi cuerpo y envolver la habitación, tenía la capacidad mínima de darme cuenta que no debía salir del perímetro, el único que me interesaba alcanzar era Dóminic así que no hubo necesidad.
El campo eléctrico se expandió, pero no logré alcanzarlo. No me percaté antes pero de alguna manera no se movía tan rápido como quería. Lo intenté mantener en todo el espacio electrificado pero sin Alisa al parecer eso iba ser imposible. Nunca había visto la limitante en mi poder, siempre había sido sencillo que respondiera, pero jamás había tenido la intensión de lastimar. Tal vez de protegerme pero nada mas.
-Necesitas que te anime más.
-Si vas a decir estupideces prefiero callar tu boca por siempre.
-Hay maneras más ingeniosas de hacerlo que matarme.
-Es lo único que quiero hacer este momento- intenté hacer caso omiso a su nueva insinuación. Supuse que de cualquier manera su único interés sería molestarme ya fuera insultando a mis amigos o a mí al pensar que cedería tan fácilmente. Que tuviera que recordarme a cada momento que mi corazón no debía flaquear, esforzarme por recordar a Jackes cuando la sola presencia de Dóminic, su aroma me embriagaba de una manera no natural, que tuviera que luchar sobre esto no ayudaba a mi resolución.
-¿Te estás divirtiendo?- pregunté un poco molesta y agitada.
-Al parecer no más que tú- repentinamente me quedé paralizada al darme cuenta que estaba sonriendo, me estaba divirtiendo con las insinuaciones de Dóminic. Eso me enfureció más, salió mi poder como un riachuelo, dirigido, fuerte y por fin alcancé su brazo.
Lo apreté fuertemente con la burbuja, enredando como un lazo. Su expresión cambió inmediatamente a una de dolor. Había dado en el blanco, logrado mi propósito pero no me trajo ninguna satisfacción. No pude evitar que en el fondo de mi corazón doliera.
Lo intenté soltar pero la burbuja lo había identificado como una amenaza con mi anterior emoción. El problema, como bien había identificado Dóminic, no podía controlarla a voluntad. Reaccionaba con base a mis emociones, el que estuviera asustada con la situación no fue de ayuda tampoco.
-Calmate Verona
-Cómo puedes estar tan calmado.- a la zona donde tocaba la burbuja le estaban surgiendo ampollas, animaba mi escepticismo a que en realidad estuviera bien.
-Para esto estamos aquí. Respira, tranquilízate.
Intenté hacer lo que me dijo, respirar, tranquilizarme y lo estaba logrando mientras tuviera los ojos cerrados, pero al momento de abrirlos y ver como su piel caía en pedazos fue lo último que pude aguantar. Una explosión mas de poder nos envió a ambos al suelo logrando por fin liberarse de mi agarre.
Quedé tendida desconcertada por un segundo, un corto segundo que me dio la oportunidad de analizar lo ocurrido. Mi insensatez logro hacerle un daño muy profundo por el rencor que tenía. Un asunto total y completamente personal que no valía la pena si al final terminaría herida también por lo que había hecho, como en ese momento.
Me recargue en las palmas de la mano para levantar la mitad de mi cuerpo y dirigí mi mirada hacia él. Dóminic estaba sentado en el piso observando su brazo y después a mí. La mirada de terror en su rostro actuó como combustible para mi reacción, me levanté del suelo y fui corriendo lo más rápido y más lejos que pude.