Caí como las hojas de otoño, unidas a su familia, a un árbol de paz… cuando es hora de que llegue el cruel invierno, la cruel verdad. Del espectáculo que antes había amado tanto ya no me quedaba nada; la persona que lo había hecho aún más especial había partido, me corrijo, las dos personas que yo amaba se habían separado de mí.
“no deberías llamarlo, este no es su lugar Verona” lo bloquee ya sin pensarlo. Su voz escocia en mis entrañas, su voz gruesa, su tono bajo, o la manera en la que la pronunciaban sus labios, todo referente a Dóminic lo odiaba. Me habían tenido engañada por más tiempo del que puedo imaginar. Ahora no había nada que me impidiera saber la verdad, si no fuera por la pérdida de Jackes que aun me asechaba. Era el último momento que permanecería en el lugar que me recordaba en todo momento mi pecado, no debí de haber jugado a salvar una vida que ya no podía ser rescatada. Lo dije desde un inicio, el amor no es para mí. Patético e inservible que solo te lleva a sufrir, sufrir por su abandono, siempre se irá.
Sus ojos, no dejaba de seguirme, aun con el bloqueo era tan tremendamente fuerte nuestro contacto que no me era posible bloquear todos mis sentimientos, solo mis pensamientos era lo que podía impedirle. Al menos le haría saber cuanto lo despreciaba y que no quería jamás su compañía de nuevo.
El servicio fúnebre fue más rápido de lo que esperaba, o será que en el mundo el tiempo perdió su completa importancia. No había ya nada que lo valiera. No pude ver a la familia de Jackes, lo que agradecí a Cristol de haberse hecho cargo de todo con ellos. Ágata estaba escondida en las sombras desde lejos, su presencia desde el momento que llegó al cementerio la había percibido, ya no pasaría a nadie por alto. Alisa estaba destrozada en un banco detrás del sacerdote que oficiaba, el corto vistazo de futuro que había visto con ella se había esfumado completamente, la predicción de lo que pudo haber sido de nosotros había cambiado.
Había desafiado al futuro y por haberlo cambiado había un precio que pagar, el precio que se cobró al quitarle la vida a Jackes, una familia y el mismo destino que le pertenecía… era mi turno, Jean había intentado atacarme a mí pero Jackes se atravesó. No había sido su turno si no el mío.
Ethan que intentaba consolar a Alisa con su abrazo cuando él mismo estaba al borde de la histeria por el llanto contenido, secándose con el torso de la mano las lágrimas que escapaban a su agarre, conteniendo el temblor de su cuerpo, la impotencia y coraje que compartíamos, él al haber confiado a quien no debía la seguridad de sus amigos y a su lado podía muy bien ver a Jackes que yo misma había convocado.
Inmediatamente después de su muerte había descubierto que si lo llamaba por mucho se descomponía, mientras fuera poco podía seguir regresando.
-perdón Jackes perdón- las lagrimas me cegaban desde el momento que su muerte cayó en mi conciencia, jamás le podría devolver la vida, al menos se merecía saber que el dolor de las personas que lo amaron era real.
*pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida, pedimos vida*
- ¿No les fue suficiente llevárselo de mi lado?- cada vez que lo convocaba sus voces regresaban como ecos que nunca se desvanecen, nunca se callan.
Terminó de hablar el sacerdote y lo dejé ir. Jamás lo volvería a convocar. No merecía yo ser absuelta de la culpa.
La fatiga no me permitía ir muy rápido, porque las noches pasadas no hubo momento en el que pudiera conciliar el sueño. Las pesadillas, ver a Jackes muerto a mi lado salvándome, las mentiras de Dóminic, y las voces de las damas que ni aun despierta me dejaban en paz. El estrés me estaba matando pero me tenía que ir.
Había preparado mis cosas sin siquiera enterarme si los demás lo sabían o no, en lo que a mí concernía solo valía la pena ignorar su existencia.
Tomé la maleta más ligera que había podido hacer y salí de la habitación.
La presencia de Dóminic era la única que me seguía. Después de varias cuadras caminando, intentando esquivarlo sabía exactamente lo que iba a hacer.
-¿por qué estas siguiéndome Dóminic?- abrí el vínculo pues no quería encontrarme tan cerca de él como para tener que verlo a la cara.
-voy con contigo
-no es como si me sorprendiera, mínimo ten la vergüenza de tener pena y dejarme en paz-seguíamos hablando por el vínculo pero ya era como estar frente a frente o más allá de eso. Sentí su preocupación, su pena e ira consigo mismo.