Anoche escuché a doña justicia cantar,
más no la vi por ningún lado.
De su rostro me acuerdo en la prensa,
más su recuerdo sigue siendo ingranto.
Su imagen tergiversada llega hasta mi paladar,
es quizás prostituta de políticos y empresarios.
¡Canta... oh musa, canta!
que tu nombre sigue siendo en vano.
Por guetos, barrios y comunas
llevaré tu recuerdo intacto.
Fabricaré del barro y del agua
la imagen de nuestro tacto.
Tu guitarra paseará por entre vidas olvidadas,
prendiendo farolitos huecos que la guerra ha dejado.