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Capítulo 13: Estrella Naciente.

Empiezo a acostumbrarme a la sensación de escrutinio estando parada en este sitio. He frecuentado gran variedad de mujeres y hombres elegantes dispuestos a cederme sus asientos con tal de poder compartir conmigo minutos de interacción que beneficien su estatus, realmente me cuesta adaptarme a diferencia de Lean que puede dirigir largas conversaciones y mantener a los participantes interesados.

Lo peor es que apenas va desenvolviéndose la velada, todavía debo presentarme ante el Señor Marshall, quien no ha dado señales de estar aquí soportando las formalidades de su propia fiesta. Quizás espera el momento más conveniente, anteriormente cuando asistía a las cenas de mis padres siempre llegaba a la hora en que la comida sería servida y luego los acompañaba a la sala de juntas para sellar contratos millonarios.

Se trata de un hombre impaciente, le gustan los procesos rápidos y directos que no tengan márgenes de errores aparentes. Esa actitud me genera poca tranquilidad,  prefiero llevar un ritmo lento donde pueda entender completamente lo que debo hacer antes de tomar decisiones importantes.

—Nos alegra conocerla al fin, Señorita Blake.—el primogénito de los Anders se anima a estrechar mi mano, es un chico castaño de catorce años.—De verdad nos alivia tenerla cerca, estábamos preocupados por su salud.

Miro a Lean confundida, ¿Qué clase de excusas estuvo diciendo este idiota para justificar mi ausencia? No me atrevo a consultarlo frente a los invitados.

—El gusto es mío, me encuentro estable actualmente, lamento haber causado preocupaciones.—hablo siguiendo el hilo.

—Esperamos que siga siendo así, y le permita trabajar con eficiencia en el futuro.—comenta el Señor Anders, el responsable del departamento publicitario.

Le sonrío aceptado sus buenos deseos.

—Dentro de poco sus estudios en el extranjero culminaran y regresará retomar las funciones de heredera.—les notifica Lean reservándose la información de mi verdadero paradero como habíamos acordado.

—Si llega a necesitar alguna cosa no dude en buscarnos, estaremos a su disposición cuando lo requiera.—es la oferta del Señor Anders, también lo sería de los siguientes rostros que se acercaron a ofrecerme sus voluntades con tal de tocar las puertas de un ascenso monetario superior. Comparten la idea de si estás junto al rey alguna joya recogerás.

El sofoco ha ido secando mi garganta, intercepto al camarero llevando copas de vino por todo el vestíbulo, le pido una a medio llenar, no quería darle pie a los reporteros para redactar artículos analizando mi buena resistencia a los licores, ya tenía suficiente con los rumores rondando sobre mis actitudes desconsideradas por negarme a realizar la preparación habitual que imparten los Blake a sus herederos en los primeros años de adolescencia.

En realidad fueron mis padres quienes me dejaron elegir cuales actividades me apetecían hacer, la preparación vendría después de graduarme de la preparatoria. Ellos quisieron darme libertad de descubrir mis otras cualidades para que tuviera una segunda opción cuando la vida empresarial se volviera monótona, es algo que continuo descifrando y forma parte del arsenal de detalles ocultos a la luz pública.

Alguien toca delicadamente mi espalda. Volteo encontrando la mirada de ojos avellana perteneciente a Meredy, su antifaz es igual al mío con las serpientes doradas decorándolo, intercambiamos sonrisas de inmediato. Luce sensual envuelta en ese vestido bustier azul corto, además traía el cabello suelto y ondulado adornando sus redondos pómulos.

—Estoy segura de que necesitas tomar algo más fuerte, tu cronometro de paciencia funcionaría mejor. —me susurra al oído luego de besarme la mejilla.

—Me alivia coincidir finalmente.—le digo en tono bajo, los invitados la observan curiosos de su comportamiento amistoso conmigo.

—Hola Meredy, ha pasado tiempo.—la saluda Lean cuando nota su presencia.

Ella lo mira alzando la ceja derecha, no acostumbra a recibir la amabilidad social de mi hermano regularmente.

—No ha pasado el suficiente, Lean. ¿Cómo te encuentras?—le responde indiferente.

Mi hermano niega resignándose a dejar de mostrar falsa empatía, sabía que Mere no se uniría a eso. Su fuerte sentido de la sinceridad le impide actuar hipócritamente si alguien no le agradaba, es una cualidad que admiro de ella.

—He estado de maravilla, te dejo el cuidado de Calhelia. Necesito encárgame de mis trabajos encomendados. —le avisa manteniendo la distancia, ellos nunca han podido estar de acuerdo en ningún aspecto de sus personalidades, creen que necesitan demostrar quién puede ser mejor imponiendo sus ideales. Verlos interactuar es similar a estar en medio de dos fuerzas opuestas luchando por extinguir a la otra.

—Será un placer cuidar de mi mejor amiga, no te preocupes.—me abraza por la cintura, al menos cuando se trataba de protegerme Lean podía dejarme junto a Mere sin dudar.

Mi amiga me ayuda a escabullirme de las aburridas interacciones sociales llevándome hacia el segundo salón del vestíbulo, este se unía a la escalera central que permitía acceder a los demás pisos del Hotel utilizando los ascensores. Su ambiente no escatima en detalles lujosos y delicados, empezando por los candelabros Tiffany, la interminable alfombra roja de los escalones, floreros japoneses llenos de flores exóticas, las mesas distribuidas a los extremos para reservar el espacio central de la plataforma de baile.




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