El escaso sol trata con todas sus fuerzas,
calentar las almas de los que deambulan,
Caminantes de aquellas calles,
que en principio del día estaban desoladas.
Mientras la brisa gélida espanta,
Incluso al ser más testarudo.
Quien da su brazo a torcer y
se retira de la batalla, cabizbajo.
Las palomas más salvajes extienden sus alas,
Como vagabundo buscando abrigo en la noche
Y la imagen del calor de una estufa resuena en nuestros oídos,
Como el llanto de un niño hambriento.
La cama se hace desear,
Como el primer beso de una Virgen.
Y el sonido desafinado de la caldera hirviendo,
Se convierte en portador de buenas noticias.
El invierno nos convirtió en primitivos,
sordos, mudos, ciegos.
Caminantes descerebrados,
que solo piensan en llegar a casa.
GiirlGreen