El rey León se paseaba por su hermoso reino, imponiendo ante los demás animales su gran majestad. Todos los animales mostraban respeto y le juraban lealtad.
Los enemigos no se acercaban pues temían de él, el León devoraba a sus adversarios como si fueran papel.
Hacia su supervisión para que todo estuviese en orden, un territorio dicen que hay sujetos indeseables que se esconden.
De inmediato se dirige al lugar y al llegar ve a una Hiena, rápidamente se hirvió las sangre de las venas.
Estos animales no eran bienvenidos en su reino, eran maliciosos y no hacían lo bueno.
El León con un rugido trata de imponer su autoridad, la Hiena muestra sus dientes y gruñe con seriedad. Todos quedan asombrados, pues sabían que todo aquel que se le hacia frente terminaba descuartizado. El León se lanza a dar su estocada pero cuando estaba a punto de morderle el cuello se detiene, los animales que observaban se preguntaban -que es lo que tiene?- La Hiena continua en modo de defensa, el León había notado que dentro de la maleza, había una pequeña hiena atorado en las ramas, el León la desatoro con sus garras. La pequeña Hiena corrió hasta su madre, esta se había perdido buscando saciar su hambre.
Desde ese momento el respeto por el León se expande, porque la fuerza trae miedo pero la humildad te hace grande...