Aprendí a despedirme de quien no me suma,
de quien me apaga la luz del alma,
de las sombras que a veces vestía
por no querer verme completa.
Aprendí que amarse es soltar,
es elegir la paz propia
por encima de las cadenas
que un día llamé hogar.
Hoy soy quien se despide
de lo que no me hace crecer,
y aunque cueste, aunque duela,
mi amor propio vale la pena.
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Editado: 08.12.2024