He sido mi propio amanecer,
cuando la noche era larga
y el sueño frágil.
Me he convertido en refugio,
en cobijo de mi ser entero,
he dejado de buscar afuera
lo que en mí florecía lento.
Hoy, en la quietud de mi alma,
reconozco que soy casa,
que soy hogar,
que soy amor.
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Editado: 08.12.2024