He caminado por senderos oscuros,
he tropezado en calles llenas de sombras
donde el eco de mi voz apenas se oía.
Durante años busqué en otras manos
el amor que mi alma necesitaba,
me refugié en otros brazos
pensando que ahí encontraría la paz.
Pero en la soledad más profunda,
cuando el silencio se hizo eco en mis oídos,
entendí que nunca podría llenar mis vacíos
con palabras ajenas,
con promesas prestadas,
con amores a medio camino.
Y así, me volví hacia dentro,
me miré en cada grieta,
en cada herida sin cerrar,
y vi a una mujer completa,
imperfecta, pero digna,
fuerte pese a las caídas.
Hoy sigo recorriendo ese viaje hacia mí,
un sendero de autodescubrimiento,
de aceptarme en todas mis formas.
Porque soy mi propia salvación,
mi refugio en cada tempestad,
y en este amor que crece en mi pecho
he encontrado mi hogar verdadero.
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Editado: 08.12.2024