Me he perdido buscando
raíces en tierras ajenas,
queriendo crecer en suelos
donde nunca fui bienvenida.
Pasé años moldeándome,
amoldándome a formas que no eran mías,
mientras poco a poco olvidaba
quién era en realidad,
olvidaba mi propia esencia.
Pero hoy sé que mis raíces son profundas,
que nacen desde dentro,
que no necesito tierras extrañas
para sentirme completa.
Me abrazo en mi forma única,
me nutro del amor que llevo adentro.
Porque soy mi propio suelo,
mi fuente de vida y de fuerza,
y en cada paso que doy hacia mí misma
me reconozco,
me acepto,
y florezco en mi autenticidad,
sin miedo a ser quien soy.
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Editado: 08.12.2024