Espera mucho tiempo a que alguien me salvara,
a que llegara un héroe,
una mano que me sacara de la oscuridad.
Pero aprende que nadie puede rescatarme
si no quiero salvarme a mí misma.
Así que tomé mis propias manos,
levanté mi propio cuerpo
y comencé a caminar.
Fue difícil.
Las piedras del camino eran afiladas,
las sombras eran profundas,
pero con cada paso,
la luz se hacía más cercana.
Hoy no espero salvadores.
Me tengo a mí,
y eso es suficiente.
Soy mi propia fuerza,
mi propia paz,
mi propia salvación.
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Editado: 08.12.2024