Nadie me enseñó a volar.
Me dijeron que debía quedarme en el suelo,
que era más seguro,
más fácil.
Pero dentro de mí siempre supe
que estaba hecha para el cielo.
Así que construí mis propias alas.
No fueron perfectas al principio,
tropecé, caí,
pero cada caída me enseñó algo nuevo.
Hoy vuelo.
No porque sea fácil,
sino porque es mi naturaleza.
Y nunca más dejaré que nadie
me comiera al suelo.
#2333 en Otros
#593 en Relatos cortos
#5695 en Novela romántica
#1517 en Chick lit
poesia narrativa para jovenes y adultos, amor propio nuevo amor y esperanza, poesìa mujeres
Editado: 08.12.2024