Si mi cuerpo fuera un mapa,
cada cicatriz sería una coordinada,
cada lágrima derramada, un río marcado.
Mis risas serían montañas,
erguidas contra las tempestades,
y mis sueños, estrellas fijas en un cielo eterno.
Por años intenté borrar las marcas,
las imperfecciones que no encajaban
en la imagen que otros querían ver.
Pero hoy entiendo
que cada línea, cada pliegue,
es parte de un todo,
de un viaje único.
No quiero ser un mapa inmaculado,
quiero ser uno usado,
con esquinas dobladas,
con marcas de caminos recorridos.
Quiero que quien lo mire
pueda ver mi historia,
los lugares donde caí
y los que me hicieron levantarme.
Mi alma no tiene fronteras,
es un territorio vasto y fértil,
y aunque el mundo pueda intentar
limitarme con barreras,
siempre encontraré un camino,
porque soy mi propia brújula.
#2327 en Otros
#592 en Relatos cortos
#5684 en Novela romántica
#1514 en Chick lit
poesia narrativa para jovenes y adultos, amor propio nuevo amor y esperanza, poesìa mujeres
Editado: 08.12.2024