metal que pinchas mi carne
igual que un mosquito hambriento
que incrusta su aguijón certero,
te alimentas de mi sangre.
Pellizcas mi piel insaciable,
me clavas tu uña de hierro
traicionera en mi dedo,
y te quedas tan campante.
Esa sensación de escalofrío,
desagradable,
se adueña de mis sentidos
al pincharme.
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Editado: 17.10.2020