Vestigios

LA CHICA DEL CABELLO DORADO

CAPÍTULO II

Cuando cumplí 6 años, papá y mamá se dejaron de amar, todo paso muy rápido, aunque mamá discutía con papá siempre, ese día no sé pareció a ningún otro. Papá y mamá ya llevaban bastante tiempo discutiendo, pero eso pasaba solo en ocasiones y muy rara vez en presencia de otros, pero el día de mi cumpleaños, todo cambio y los límites dejaron existir. Recuerdo a mamá muy entusiasmada con sus amigas, comentando y arreglando los preparativos para, lo que ella llamó, "La Gran Fiesta". Mamá quería que todo saliera a la perfección, así a qué contrató a una agencia de festejos para arreglar todo el diseño del club, donde se celebraría mi cumpleaños, contrató al mejor pastelero que encontró y mando a hacer un pastel con todo lo que cualquier niña hubiese querido en él, golosinas, chocolates, Chispas, brillo y unicornios, aunque eso último era más de su parte. El 13 de mayo era el día para el gran evento, y todas mis amigas asistirían, claro está que son solo tres, los demás invitados serian amigos de mi padre y mi madre, y no tanto míos. Mamá contrato a un experto en moda para vestirme de la manera más correcta y sencilla posible para mí cumpleaños, arreglo mi cabello y me compro un hermoso vestido blanco con pequeñas perlas incrustadas, debo decir que eso fue amor a primera vista, yo estaba muy feliz y deseaba con muchas ganas que comenzarán a llegar mis amigas, solo para que vieran ese hermoso vestido. 
- Quédate quieta Ariadna... Haber date una vuelta... Aaah se me olvidaba, déjame ver ¡Sí! ¡Aquí está!
- ¿Que es eso mamá?
- Déjame abrir primero el estuche Ariadna...
Mamá abrió el estuche, y para mí sorpresa era una hermosa tiara con diamantes, que brillaban increíblemente, y que seguro cegarían
al sol, quede impresionada al instante, y la abracé de inmediato.
- ¡Gracias mamá!
- De nada cariño, ya sabes ahora solo diviértete y se bonita, que este es un día muy especial.
- Si mamá lo haré jajaja
- Ahora déjame poner esto en su lugar, haber... ¡Sí! Mírate en el espejo
Fui directamente al espejo y observé mi reflejo y note lo hermosa que se veía esa tiara en mi cabeza, por un momento juraría que me sentí como una princesa, simplemente aquello era maravilloso. El reloj marco las siete y media de la noche y los invitados comenzaron a llegar, estaba muy emocionada, pero al salir a ver si mis amigas habían llegado, solo ví amigos empresarios de mi padre con sus refinados hijos, lo cual hizo que se me bajarán los ánimos un poco.

Pasaron unos minutos, quizá una media hora, para que llegarán mis amigas y así subirme el ánimo otra vez. Todo parecía marchar bien, pero por alguna razón, mi padre no se había aparecido en toda la noche, eso mantenía a mi madre con cierta furia, ya que se harían pronto las 10 de la noche y ya tocaba cantar cumpleaños feliz. La verdad no le presté mucha atención a papá, sabía que estaba con algunos amigos en cualquier lugar tomando alcohol, pero mí mamá, no lo llevaba con tanta calma. Mamá observaba su teléfono a cada instante para saber la hora, en un momento no quiso esperar mas, y mando a todos a la mesa donde se encontraba mi pastel de ensueño, a cantar cumpleaños, se notaba que tenía una molestia que no la dejaba disfrutar del momento, a cada rato notaba como hablaba con sus amigas de mi padre, quejándose del porque y el cómo.

Las velas se encendieron y la luz se hizo presente para todos. El oír del cantar de los demás, me daba un poco de pena, ya que era para mí que cantaban, es algo tonto, pero siempre siento algo de vergüenza, cuando me cantan cumpleaños. La canción termino y la torta se picó, pedazos desiguales de mi pastel de ensueño, viajaron de mesa en mesa, todos comieron y unos pocos repitieron, mis amigas y yo. La fiesta ya había llegado a su final, cuando de pronto entró mi padre de la nada, bastante borracho gritando a todo pulmón lo mucho que amaba a su hija, el escándalo fue tal, que mi madre lo tuvo que mandar a callar, pero eso solo hizo gracia en él. De pronto y sin previo aviso, papá tomó el mantel de la mesa y lo azotó contra el suelo, llevándose al suelo todo lo que había en ella.
- ¡Estoo ES UNA FARSAAAA, MALDITA SEA!
Todo el público quedó en silencio total, y nadie se movía ni un centímetro, fue de esos momentos incómodos en los que quieres pedirle a Dios el poder de ser invisible, o por lo menos así lo pensaba yo. Mi madre molesta comenzó a reprochar su acción, lo cual solo hizo que mi papá se enfureciera todavía más, yo no sabía dónde meterme, la situación era muy penosa, y mis amigas me miraban con cara de asombro y espantó. La discusión siguió y no tardó ni un minuto, para lo que no se dijeron en meses, se lo dijeran a las caras en un solo instante. Odió y rencor, era lo más recurrente, mi papá ya estaba demasiado ebrio y no controlaba su lenguaje, y mi madre no se quedaría atrás, se comenzaron a decir groserías, que hasta los adultos quedaron asombrados. Ante tales arrebatos en publico, amigos de mi padre se metieron en el huracán, para así detenerlos de una vez, pero justo en ese momento, pasó lo inimaginable, mamá, al ver que esos hombres comenzaron a separarlos, no dudó ni un minuto, en soltar su mano derecha y encararla a el pobre hombre en la nariz, el golpe sonó tan fuerte, que el sonido del impacto, retumbó en todas las paredes, los demás sujetos al ver eso, quedaron impactados e inmóviles por un segundo, tiempo suficiente para que mi madre, corriera y golpeará con fuerza la cabeza de mí padre. Papá no sabía lo que estaba pasando, nunca había visto a mi madre con tal fiereza, tomó su camiseta y la razgo sin más, papá intento quitársela de encima de inmediato torpemente, pero está le metió el pie y lo empujó hacia atrás, para hacerlo caer irremediablemente. Mamá se le vino encima y comenzó a golpearlo como si de un simple saco se tratara, lo golpeó con tanta fuerza, que no tardó en cerrarle los ojos, recuerdo que este apenas pudo defenderse unos instantes. Muchos intentaron quitársela de encima pero, era como si mi madre estuviese poseída por algún demonio, atacaba a cualquiera que se le acercará. Seguía golpeándolo y la sangre comenzó a brotar de la cara de mi padre, pero eso a mamá no le bastaba, ella lo seguía golpeando con violencia y sin compasión, mamá me comenzó a dar miedo y muchas cosas pasaban por mi mente en ese momento, sentía todos los gritos de la gente, el desorden, el sonido de los puños impactando contra la cabeza de papá, y la gran insertidumbre por la cual mi mente pasaba. Pensé que lo mataría y por un momento los nervios me afectaron a tal punto, en el que las lágrimas huían de mis ojos, y un llanto irremediable me dominaba. Un sujeto pudo sujetar a mamá, pero está se le escapó y corrió a la mesa, para así tomar el cuchillo embarrado de crema pastelera, que casualmente, no se había caído de ella. Todos se alarmaron y muchos salieron corriendo del lugar. Observé en la mirada de mamá, que ella ya no estaba allí, aquello era un lago oscuro y profundo en donde había entrado. Salió corriendo hacía papá, directo a atravesarle el pecho, pero en ese momento, justo allí... Mamá fue sujetada de nuevo por aquel hombre valiente, él cual no recuerdo su nombre, pero gracias a él, mamá en su estado de furia, pudo observar a su alrededor, y por un momento se dió cuenta de lo que había causado, me miró un momento y luego volteó la mirada hacia mí padre, que yacía en el suelo con la cara ensangrentada y cubierta de moretones, que penas podía moverse... Mamá se calmó, y delicadamente, el cuchillo se deslizó entre sus dedos y cayó al suelo, dejando un sonido metálico en el ambiente rebotando en los oídos de todos, este nos daba a entender que todo había terminado. En un abrir y cerrar de ojos, mi cumpleaños perfecto se convirtió, en el peor día de mi vida, y sin dudas, nunca se saldría de mi cabeza.




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