Reunión de amigas
Esto comenzó en una reunión de amigas. En un principio me pareció un caso más de locura, pero luego de conocer bien la historia, supe que la realidad supera la imaginación.
Amelia, es una mujer de unos cuarenta y tantos, muy prolija en su persona y extremadamente ordenada. Su vida se desarrolla entre paseos y reuniones con amigas, también es muy hábil con sus manos; dicen las amigas más íntimas (que la conocen bien), que realiza maravillas, que su casa está llena de cuadros, puntillas y adornos florales, realizados por ella. Se podría decir de ella, que es como mamá y papá sueñan una esposa para un hijo varón.
Amelia, creció en una familia normal, tan normal como la tuya o la mía. Se casó y formó su familia. Tuvo una hija, que al crecer se casó y se marchó a España.
Mientras Amelia se quedó en su pueblo natal, junto a su marido.
Fue cuando Silvia, su amiga más íntima, nos relata el viaje realizado por Amelia a
España.
- Hola, Amelia. ¿Cómo estás?
- Hola Silvia, estoy loca de alegría, nos vamos a España.
- ¡qué maravilla! Te felicito. ¿y cuando viajas?
- En dos semanas, no te imaginas como cuento los días. Me parecen interminables y a su vez las horas me parecen segundos. No sé como explicarlo.
- Me imagino, no es para menos, hace mucho que no ves a tu hija.
- Si, desde que se casó y se marchó tan lejos.
- Bueno espero verte cuando regreses. ¿Cuánto tiempo vas a quedarte?
- Un mes, en un mes regresamos.
- Que tengas un viaje hermoso. Y te veo cuando regreses.
- Sí, ni bien regresemos te llamo para contarte como nos fue.
- Dale mis cariños a María Sol.
- Se los daré. Y ahora me voy, tengo tanto por hacer.
- Adiós Amelia.
- Adiós Silvia.
Cuenta Silvia, que al regresar Amelia, ni bien llegó la llamó para contarle su experiencia en el viejo mundo.
- Hola, Silvia, tengo un sinfín de cosas por contarte, una más increíble que otra.
- Estoy ansiosa por escuchar tus aventuras.
- Cuando partimos de Ezeiza, el día era hermoso, el sol brillaba de una forma especial, como si supiera de mi alegría.
- Que afortunada eres, Amelia. Siempre dije que tenías una estrella especial.
- Bueno, sigo, llegamos a España. Nos estaban esperando María Sol y Joaquín. El encuentro fue igual al que yo había soñado. Mi hija está estupenda y mi yerno también está muy bien.
Los primeros días se lo dedicamos a la familia, salíamos con ellos a todas partes. Pero luego ellos tuvieron que volver a sus tareas. De manera que
Ramiro y yo decidimos salir a conocer el viejo mundo, solos.
- ¡Qué bien!
- Lo primero que hicimos fue ir a Madrid, a conocer el Museo del Prado. Que maravilla, tanta cultura, tanta historia. Quedamos atónitos con tanta belleza. De allí partimos hacia Sevilla, otro lugar de ensueño. Todo estaba en perfecto orden, hasta que decidimos ir a Valencia.
- ¿Qué sucedió?
- Fuimos a una agencia de turismo y allí tomamos un servicio de micro que hacía viajes tipo tours.