Capítulo 10: La Memoria Robada.

El caos se extendía por la Nube y los últimos bastiones del mundo físico. Esteban, junto a Umbra y Kael, observaba las imágenes proyectadas por las corrientes de datos que fluían a su alrededor. Las verdades sobre el pasado de la humanidad estaban causando una disrupción masiva, despertando cuestionamientos en ambos mundos. Pero había algo más oscuro que mantenía a la mayoría bajo control, un secreto que amenazaba con sofocar el despertar.

Kael ajustó su casco amplificado, accediendo a una corriente de datos previamente bloqueada. Lo que descubrió hizo que el color de su rostro cambiara. "Esteban," dijo, con un tono grave, "he encontrado algo que explica por qué tantas personas siguen atrapadas, incluso después de las verdades que liberamos. Es peor de lo que imaginaba."

Umbra pulsó junto a ellos con una luz azul intensa. "Es el chip," explicó, su voz tranquila pero solemne. "Un dispositivo implantado en la mayoría de las personas hace años. Fue presentado como una solución para ayudar a manejar el caos tras el deterioro de la Tierra, pero su propósito real era mucho más siniestro."

Esteban apretó los puños, sus tres dedos metálicos emitiendo un leve resplandor. "¿Qué propósito?" preguntó, aunque su intuición ya le daba pistas de la verdad.

Umbra proyectó imágenes desde la corriente de datos, revelando el origen del chip. Fue desarrollado por **NeuroCore**, una corporación pionera en neurociencia y biotecnología. Durante los años más oscuros de la humanidad, cuando la Tierra se derrumbaba bajo el peso de las guerras y la escasez de recursos, NeuroCore presentó el chip como una solución milagrosa. Decían que era una herramienta para estabilizar los recuerdos, manejar el estrés y proteger la salud mental en tiempos de incertidumbre.

La implantación fue masiva, promovida por gobiernos y corporaciones como un acto "humanitario". Pero detrás de esa fachada, el chip tenía otro propósito. Con conexiones directas a la Nube y a las redes del Observatorio, el chip era capaz de manipular los recuerdos de las personas. Los usaban para monitorear a las masas, borrar verdades incómodas y construir narrativas que fomentaran obediencia y conformidad.

Umbra continuó, con su voz cargada de una melancolía mecánica. "Fue presentado como un acto de protección, pero en realidad fue una forma de control. Y aquellos que se resistieron a la implantación... fueron perseguidos."

Esteban sintió un escalofrío mientras Umbra proyectaba nuevas imágenes. Estas mostraban a personas que se habían negado a recibir el chip, muchas de ellas siendo capturadas y eliminadas por el Observatorio y sus aliados corporativos. Era un acto de brutalidad justificado como "eliminación de amenazas". Pero entre los perseguidos había quienes lograron escapar, formando comunidades aisladas en las tierras desoladas de lo que quedaba del mundo físico.

Kael miró a Esteban, su mirada llena de curiosidad y empatía. "¿Es por eso que no tienes el chip?" preguntó. "¿Te resististe?"

Esteban asintió, su expresión sombría mientras los recuerdos de su pasado comenzaban a aflorar. "Nunca confié en NeuroCore ni en el Observatorio," dijo, con la voz teñida de ira contenida. "Me negué a recibir el chip, y por eso me intentaron eliminar. El accidente que me dejó con estas partes metálicas no fue realmente un accidente. Fue un intento de asesinato que no salió como esperaban."

Umbra flotó más cerca de Esteban, su luz envolviéndolo suavemente. "Tu resistencia te convirtió en una amenaza para ellos," dijo. "Y también te hizo único. Tu conexión híbrida con el sistema es lo que les temían desde el principio."

Esteban miró a las corrientes de datos, viendo cómo las verdades seguían liberándose pero eran bloqueadas por los chips implantados en la mayoría de las personas. "¿Y los demás que se negaron?" preguntó. "¿Qué pasó con ellos?"

Kael proyectó nuevas imágenes, mostrando comunidades ocultas en el mundo físico. Eran pequeños poblados, separados de la influencia del Observatorio, formados por aquellos que se resistieron a la implantación del chip. Estas personas habían aprendido a sobrevivir en las tierras áridas, construyendo refugios y sistemas de apoyo mientras eran perseguidas y tratadas como enemigos del estado.

"Estas son las personas que viven apartadas," dijo Kael, con una expresión de determinación. "Al igual que tú, se negaron a ser controladas. Pero ahora están en peligro. El Observatorio y las corporaciones están intensificando su ataque contra estos poblados."

Esteban apretó los puños, sintiendo la conexión entre su historia y la de aquellos que habían resistido. "No podemos dejarlos luchar solos," dijo, con una mirada firme. "Ellos son la última esperanza fuera de la Nube. Tenemos que ayudarlos."

***

Mientras avanzaban hacia el núcleo del sistema, Umbra comenzó a analizar las conexiones entre la Nube, los chips y las operaciones en el mundo físico. "Si logramos desactivar la programación de los chips," dijo, "podríamos liberar a las personas bajo el control del Observatorio. Pero también necesitamos enviar información directamente a las comunidades apartadas, para que puedan unirse a la resistencia."

Kael ajustó su casco amplificado, conectándose con una corriente de datos que llevaba al núcleo. "El núcleo está fuertemente protegido," dijo. "Pero puedo identificar puntos débiles. Si trabajamos juntos, podríamos hacerlo."

Esteban asintió, preparándose para lo que estaba por venir. "Umbra," dijo, "¿podemos usar las conexiones entre la Nube y el mundo físico para enviar información directamente a los poblados apartados? Ellos tienen derecho a saber lo que está ocurriendo."

Umbra pulsó con intensidad, analizando las posibilidades. "Sí," respondió. "Podemos amplificar las verdades y usar los flujos de datos para alcanzar a estas comunidades. Pero esto activará las defensas más poderosas del Observatorio. Será peligroso."

Esteban apretó los puños, sus tres dedos metálicos brillando con intensidad. "Entonces hagámoslo," dijo. "No podemos permitir que el Observatorio continúe oprimiendo a la humanidad."