Capitulo 07

Malia

La música envolvía la pista de baile, y mientras las luces giraban en patrones hipnóticos, la canción de Frankie Ruiz "Tú con él" empezó a sonar en el club, llenando el aire con su ritmo cálido y pegajoso. Las palabras se hicieron un eco lejano en mi mente, pero el bajo profundo de la melodía me sacó de mis pensamientos.

—No sé bailar salsa —dijo Alex, un poco dubitativo mientras miraba sus pies, que parecían más perdidos en el ritmo que la música misma. Solté una pequeña risa al verlo parecía un niño pequeño que no sabia como atar bien sus zapatillas

—No te preocupes, te enseñaré —respondí mientras me acercaba un poco más, mirándolo a los ojos. Mi cuerpo vibraba al ritmo de la música, y decidí aprovechar el momento.

Lo guié para que se pusiera en posición, tomando sus manos suavemente y ajustando sus movimientos con los míos. Podía ver la incomodidad en su rostro, pero también una determinación de no quedarme atrás. Lo arrastré suavemente, primero hacia un lado, luego hacia el otro, y empecé a cantar con la letra de la canción.

"Tú con él"

Me reí entre los dientes, alzando un poco las manos mientras hacíamos los pasos básicos, y Alex intentó seguir mi ritmo. Era encantador, en su manera de ir a su propio ritmo, buscando como conectarse con la música que los envolvía por todas partes, aunque mi mente seguía repitiendo lo mismo cada minuto "es un extraño"

Un extraño encantador.

—No es tan fácil como parece, ¿verdad? —dijo entre risas, mientras intentaba coordinar sus pies con mis pasos, se notaba que, aunque intentaba concentrarse, también estaba disfrutando el momento.

—No te preocupes, es solo práctica —respondí mientras, sin pensarlo demasiado, me moví hacia él con un giro fluido, y él intentó seguirme, aunque casi tropezó un par de veces.

Al final, ambos terminamos riendo y dándonos espacio para que él pudiera dar algunos pasos sin sentirse presionado.

La música continuó llenando el aire con su melodía alegre, pero ahora todo se sentía diferente. Era como si solo estuviéramos nosotros dos, en una burbuja dentro del bullicio del club. No importaba lo que pasara a nuestro alrededor, solo nos importábamos nosotros y el ritmo que compartíamos. Nos movíamos juntos, como si la danza nos hubiera unido de alguna forma, pero no solo a través de los movimientos, sino también a través de algo más profundo, algo más cercano, casi como una intimidad que no necesitaba palabras.

La cercanía entre nosotros era palpable. De vez en cuando, nuestras miradas se encontraban, y todo parecía volverse aún más intenso, como si estuviéramos diciendo mucho sin decir nada en absoluto. Sus ojos verdes reflejaban las luces brillantes del club, y me perdí en ellos durante un instante, sintiendo que la música, el baile y la complicidad entre nosotros estaban formando algo especial, algo que no quería que terminara.

Finalmente, la canción terminó, y la pista de baile estalló en vítores, pero nosotros seguíamos allí, simplemente respirando al mismo ritmo, como si el tiempo se hubiera detenido para nosotros.

—Creo que ya lo tienes —dije sonriendo, mientras me apartaba un paso para darle espacio. Su respiración estaba un poco agitada, y lo miré con una sonrisa satisfecha.

—Lo logré... no sé cómo, pero lo logré —respondió, riendo suavemente mientras se pasaba la mano por la nuca, un gesto que me pareció completamente encantador.

Nos dirigimos hacia una mesa, riendo mientras que la noche continuaba a su ritmo, pero para mí, nada de eso tenía importancia. Yo solo quería seguir compartiendo este momento con Alex, sin prisas, sin expectativas, sin compromisos ni miradas, alejándome de lo que realmente me afectaba en estos momentos, sabiendo que si pensaba en ello por un minutos segundo no habría vuelta a atrás.

Las horas pasaban volando entre risas, copas y conversaciones que parecían nunca querer terminar. A veces nos quedamos en silencio, solo disfrutando de la compañía del otro, y en otras ocasiones, las palabras fluían fácilmente, como si hubiéramos sido amigos por mucho más tiempo del que realmente habíamos sido. La música seguía cambiando, pasando de salsa a reggaetón y luego a algo más suave. A veces, Alex me hacía reír con sus intentos torpes de imitar los movimientos de los demás, y en otras ocasiones, me sentía como si estuviéramos los dos en un universo aparte, donde solo existía lo que estábamos creando juntos.

A mí, sin embargo, me parecía que la noche podía continuar indefinidamente. Alex, observando mi rostro iluminado por las suaves luces del bar, se acercó y me susurró con una sonrisa:

— ¿Te gustaría ir a otro lugar? —dijo, sugiriendo un cambio de escenario.

Me sentí tentada, pero algo en mí necesitaba detenerse, necesitaba descansar. Aun así, antes de poder responder, Alex ya había tomado mi mano y me guiaba suavemente hacia la salida, casi como si supiera que lo que necesitaba era un poco de frescura, un respiro fuera del bullicio del hotel.

—No me vas a secuestrar verdad?— ble con algo de nerviosismo pero a la vez tentada.

—Lo prometo, no secuestro chicas bonitas— me respondio mientras se acercaba a mi en el sillón donde estábamos sentados.

—Asi que soy bonita?— pregunta mientras le dedicaba una sonrisa traviesa pero a la vez algo intrigada.

—Si, pero el que me hayas manchado mi traje con café te resta puntos— hablo sonriendo divertido al recordar el choque en el aeropuerto.

—¿Seguirás recordándome eso hasta que nos separemos verdad?—

—Oh claro que sí—

—Supongo que le dices bonitas a todas las chicas—

—Si linda, no negare que cada mujer es bella a su manera, yo no miento—

—Bien iré contigo, solo porque no quiero volver al cuarto sola— le respondí con una sonrisa divertida, me sentí acalorada por sus palabras pero mas era con el alcohol me recosté sobre el respaldo del sillón mientras que el caminaba a pagar los tragos, lo cual me dio tiempo de hacer una lista de lo último que pensé sobre Alex.