Prólogo: La piedra azul de nuevo

Todos me estaban mirando, y yo con una cara de estúpido que no creía poder poner.

Ahí estaba el objeto que me había llevado a ese mundo, pero, ¿por qué?

El rey, o bueno, mi padre, se enteró de que estaba mirando fijamente a su colgante, con esa piedra azul que sobresalía de su lujoso ropaje.

Supongo que pensó que quería el collar como regalo, porque se lo quitó y se dirigió hacia mí.

Fue entonces cuando me entraron las dudas, ¿de verdad quería volver a mi mundo de nuevo, a ese aburrido y monótono mundo?

No, definitivamente no quería.

Ahora tenía todo lo que siempre había deseado: un amor platónico desde la infancia, una vida llena de lujos y riquezas, vivir en un mundo de magia y ser un prodigio en esta, una buena condición física, amigos en los que podía confiar y una familia que me quería, ¡qué más podía desear!

Mi padre se me acercó con el colgante sujetado con las dos manos, haciendo que las cuerdas que mantenían la piedra en el colgante formarán un círculo que cupiera en mi cabeza. 

Cuando me decidí a actuar y a huir de la temerosa piedra azul, mi padre ya me tenía agarrado del brazo, lo que me impedía salir huyendo.

Este pensaba que no quería que me diera el colgante por humildad, lo que hizo que soltara una pequeña carcajada que hizo que todos lo acompañaran en su risa.

"Por favor no..." intenté decir entre lágrimas, pero ya era demasiado tarde. Ya tenía el colgante en el cuello, y la molesta luz azul volvía a empezar a brillar.

Todos los allí presentes se sorprendieron, pero yo no ya que no era la primera vez que pasaba por esto.

Fue entonces cuando la vi, corriendo hacia mí desde la distancia, con pequeñas lágrimas en los ojos causadas por el susto.

Era perfecta, su precioso y reluciente cabello color rojo escarlata que jamás habría pensado que podría quedarme tan bien a alguien, sus precioso ojos también de color rojo pero esta vez más oscuros, su perfecto físico y su increíble carisma, que conseguiría atraer a cualquiera.

«Es injusto, yo antes era feliz porque no tenía nada de esto ¿Por qué tienen que darme esto para después quitármelo?»

Supongo que si naces viviendo en la miseria, acabas pensando que la miseria es un lujo.

Bueno, me volveré a acostumbrar a vivir en mi cutre vida, o bueno, eso pensé.

Fue entonces cuando, por desgracia para mí, escuché las palabras que menos quería escuchar y en el momento que menos quería escucharlas, palabras que me cambiarían para siempre.

"Te quie..."

Silencio.

Completo silencio.

La última imagen que tuve de la mujer a la que más he amado en toda mi vida fue la de esta llorando y desesperada, corriendo hacia mí mientras me decía las palabras que más había deseado que me dijese desde hace años.

Y ahí estaba yo, en la misma situación que hacía 16 años.

Espera, ¡16 años!

¿Volveré con la misma edad que tenía antes de irme?, ¿llevaré en coma todo este tiempo?, ¿Apareceré en el mismo lugar donde desaparecí?, ¿y si me echan de menos?

Era realmente patético. Iba a ser verdad que el ser humano es el único animal que es capaz de tropezar dos veces con la misma piedra.

Hacía 16 años estaba igual que en ese momento, sin ninguno de mis sentidos operativos, con un montón de preguntas que me comían la cabeza y sin poder hacer nada para responderlas más que esperar.

Después de un pequeño tiempo de espera, poco a poco fui recuperando mis sentidos, y ya empezaba a diferenciar una imagen en frente mía. 

La difusa imagen se fue enfocando hasta que pude distinguirla.

"Pero... ¡Dónde estoy!"

Ahí estaba yo, en medio de un desierto, sin saber qué hacía ahí , porqué estaba ahí, ni qué hacer.

Fue entonces cuando me pregunté, «¿cómo había llegado yo ahí?»

Recordándolo, todo empezó un día normal como otro cualquiera...