T/N
La música siempre ha sido algo con lo que puedo relajarme y disfrutar, algo que siempre he querido hacer desde que tengo memoria. Mi madre piensa que es una droga para mis oídos, y no una droga buena porque según ella mi cerebro nunca descansa. ¿Sabes, mamá? el cerebro es la única parte del cuerpo que no descansa, solo que el Internet te miente tanto que ya no crees ni en tu sombra.
— ¿En qué tanto piensas, hija? —dijo ella recogiendo el plato donde desayuné.
— En cuanto te amo —no miento, solo que a veces ésta mujer me saca de mis casillas—, bueno, me iré al instituto, bye — busqué mi mochila y salí corriendo de casa.
Vivo cerca del instituto, pero adoro dormir así que me levanto algo tarde. No me dicen nada, total, soy una estudiante ejemplar, sería ridículo que me quisieran llamar la atención.
Me detuve un momento, muchos autos pasaban por las calles, soy distraída y no quiero morir sin antes cumplir mi sueño...
Ser cantante.
Como dije, la música es parte de mi, es lo que quiero hacer, es lo que me gusta. Si seguiré con mis estudios; sin embargo, no dejaré lo único que me mantiene con vida. Llegué a mi lugar feliz ¿qué? me gusta el colegio, aquí están mis amigos y puedo hacer todo lo que quiero, de manera responsable pero hago lo que quiero.
— ¡T/N, tarde como siempre! —dijo Teresa, una de mis mejores amigas— Sabes que no me gusta quedarme sola.
— Ay disculpa, sabes que me gusta dormir.
— Te disculpo, pero por favor no lo hagas todos los días.
— Muy bien, los viernes llegaré antes —dije sonriendo, ésta se puso algo molesta porque solo llegaré temprano un día a la semana—. Ey, poco a poco voy a ir mejorando, solo ten paciencia.
— Okay, vamos a la clase de baile, tenemos compañeros nuevos.
Nos tomamos de los brazos y fuimos a la sala de baile, y como dijo, había gente nueva. Y por lo que veo un chico algo afeminado.
— ¡Si, soy gay! — expresó indignado, leyó mi mente.
— No hay nada de malo en eso, es mejor, siempre necesitamos un gay para que las coreografías sean mejor.
Teresa me dio un codazo, ella es algo delicada, su madre le enseñó a no ser tan sincera con lo demás en este tipo de situaciones. El chico sonrió con orgullo.
— Lo sé, por algo estoy aquí.
— O sea, ¿no te gusta bailar? —dijo otra chica acercándose a nosotros.
— Obvio que si, estoy aquí es porque me necesitan y yo estoy disponible.
Nos reimos entre todas.
— Mi nombre es Luna, Luna Crystal —dijo la chica de 1.49, es muy linda, parece japonesa, su cabello es liso y largo con un flequillo que cubre su frente. No hace falta saber que a Teresa le gustó.
Y si, Teresa en bisexual. Esperemos de que corra con la misma suerte de que Luna también lo sea.
— Un gusto, yo soy T/N T/A —estreché mi mano con la de ella.
— Yo soy Teresa Gómez, un gusto —hizo el mismo gesto que yo.
— Y yo soy Alejando, la diva de todo este colegio —lanzó un beso al aire. Y otra vez volvimos a reír— mi apellido no lo digo mucho, no me gusta.
— No te preocupes —sonreí.
— Muy bien alumnos, hoy haremos las presentaciones puesto a que hay nuevos aquí. Y como esto es la clase de baile, hay que bailar. El tiempo es mi sueldo muchachos, así que apurémonos. T/N, comienza tu.
— ¡Hola! mi nombre es T/N T/A, soy una de las lideres de la clase, tengo 16 años, me gusta bailar, eh~ por algo estoy aquí —risas y más risas—; me gusta el arte, BTS, la comida y los animales, gracias.
Aplaudieron y continuaron con las presentaciones, eramos más de 40 estudiantes y eso era bueno porque así nos cambiarían a la sala de ensayos más grande que tiene el instituto, pero ese está ocupado por el grupo de Danza Cultural.
La clase terminó, estaba muy exhausta de tanto bailar, el profesor decidió que hiciéramos un cover de ON de BTS, como somos demasiados dijo que era la oportunidad perfecta de destacar. Fui una de las suertudas que le tocó hacer de un integrante de BTS, Jimin. No era al que quería pero es lo que hay.
— ¡Yo quería ser Jimin! — dijo Alejandro quejándose mientras íbamos a clases.
— Lastima, bebé. Yo tampoco, pero el destino quiso que mi flow destacara —dije toda creída.
— ¡El destino es una mierda! —nosotras nos reímos.
— ¿De qué te quejas? yo haré a Jin y él no aparece mucho en la coreografía —dijo Luna.
— ¡¿De qué se quejan si yo seré un bailarín extra?! — musitó Teresa enfadada.
— ¿En serio? —pregunté.
— No, pero quería que vieran el verdadero lado malo.
Ahora somos un grupito, a pesar de nuestras diferencias de edad, Luna tiene 17 y Alejandro 18. Aunque él está en nuestro año, ¿por qué será?
— Ey, Alejandro.
— Mande.
— Tienes casi 18 años, ¿por qué estás en nuestro año?
— Porque soy muy bruta —el silencio cubrió el lugar, pero lo rompí con mi risa—, mentira, fue porque mi mamá no quería que pasará al siguiente año si no era con "A"(excelente).
Asentí con mi cabeza, ahí está mi respuesta. Nos separamos para ir a clases, pasaron las horas y por fin era momento de irnos. Luna esperó a su hermano para irse con él mientras que Teresa, Alejandro y yo íbamos por el mismo camino. Llegué a mi casa, solo quería descansar. Y cuando creí que dormiría un estruendo irrumpió mi sueño.
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Editado: 23.10.2020