3ª persona
El monstruo de alas verdes y escamosas miró a los recién llegados con unas terribles pupilas esmeraldas, rodeadas de un iris rojizo. En todo el templo donde se encontraba había un fuerte olor; como a chamuscado y pescado muerto triturados.
-¿Ya estáis aquí entonces? -dijo el ente con voz atronadora -Os he estado esperando durante mucho tiempo. Me estaba a punto de dispersar de aburrimiento.
Hubiera sido mejor así, pensó una parte de la psique del chico de pelo azul, mientras decía en voz alta, algo desconcertado:
-¿Sabías que veníamos?
-Mis sirvientes me han ido trayendo rumores. -dijo su interlocutor con voz aburrida; como si le pasase por el forro esa conversación, como si los visitantes no fueran nada para él.
El chico se estremeció. Pasaron unos instantes antes de que siguiera hablando:
-Uhmm, de momento no tengo ganas de dispersaros. Sois mi primera visita desde hace mucho tiempo a parte de mis siervos, -sonrió, enseñando sus grandiosos y afilados colmillos de manera macabra. El olor casi tumba a los recién llegados -y algún que otro imbécil que me quiere intentar "matar". Pero ustedes son diferentes a cualquier visita anterior, claro.
-¡Digo lo mismo! ¡De momento aún no tenemos ganas de dispersarte!
Exclamó la chica de cabellos amarillos que estaba junto al primer visitante con una expresión poco amistosa en la cara. El primer visitante no había averiguado cómo podía mantenerse tan serena en ese momento de máxima tensión. El sabía perfectamente que por debajo de aquella mascara estaba absolutamente aterrorizada. La "bestia" se levanto haciendo temblar la colosal estancia. Golpeó el suelo con una de sus poderosísimas patas i se puso a reír de una manera escandalosa.
-¿Vosotros, dispersarme a mí? ¡Ha ha ha! ¡Qué divertido! Y decidme pequeñines, ¿que sois exactamente? Habéis sobrevivido a demasiadas cosas para llegar hasta aquí como para no sentir curiosidad. Explicadme vuestra historia, ¡Seguro que es muy interesante! Más interesante que todo lo que me ha pasado en los últimos 203 decatriliones de años, por lo menos.
-Kurogane... - comenzó la chica en voz baja, pero él levantó el brazo y no la dejó terminar.
-No pasa nada, - dijo él alzando una mano ante la boca de ella en el mismo tono -la hemos explicado a mucha gente, muchas veces.
-¡Pero "El" es diferente! Ya lo sabes. No es bueno darle pistas de nosotros mismos a alguien como este ser. ¡¡Después lucharemos a muerte con él por el amor de Ulen!! -dijo la chica horrorizada por la propuesta. Tragó saliva. Sabía perfectamente que acabaría cediendo . Era un anhelo al que no se podría resistir. Así si fallaban, y había muchas posibilidades de que así fuera, podrían vivir como el recuerdo inmortal de alguien. Aunque ese alguien fuera esa... cosa.
-Los otros están de acuerdo conmigo. -enfatizó el hombre alzando las cejas y ella suspiró, exasperada.
-Está bien, nunca la hemos explicado entera a nadie. Y mi hermana me lo pide a gritos también. -dijo al final la chica.
-Será entretenido. Nos dará tiempo para calmarnos, para ordenar las ideas y para pensar un plan de ataque mejor del que teníamos. Iremos cambiando de narrador, así los demás no se aburren. -dijo mínimamente más animado que hacía unos momentos pero con voz aun preocupada. La chica asintió aunque todavía insegura.
El chico hizo cómo que tosía para captar la atención de su grandioso espectador de pelaje blanco. La bestia se acomodó de nuevo con un estruendo que, seguro, destrozó varias montañas y acantilados alrededor del edificio. Se los quedó mirando, como un niño a la hora del cuento, ávido por escucharles. Aquella mirada, a la chica le recordó la de sí misma cuando tenía ansias por saber algo escondido a primera vista. Era una mirada que lo atravesaba todo como si fueran rayos X.
Y por fin Kurogane, con estas palabras, comenzó a narrar todo lo que le había pasado desde que despertó por primera vez.