Kurogane
Despues de quedarse pasmada por mi explicacion nos quedamos en silencio por unos instantes. De alguna manera mi pequeña distraccion la hizo dudar de si debia continuar escuchando, pero también le dió un espacio para pensar en mis palabras. Bajé la cabeza un momento pero cuando la levanté y miré sus hermosos ojos noté una decisión en ellos. Me seguiria escuchando. ¡Eso me sorprendió! ¿Con todas las locuras que habia dicho me seguiria escuchando? ¿Tal vez su subconsciente le dijera que mis palabras eran todas verdades? Después de todo eramos anagae especiales. Como si no fueran raros de manera usual los que como nosotros portaban la cruz inversa, simbolo de los magos, en sus brazos eran practicamente inexistentes incluso en la historia de nuestra raza. Dí unos golpecitos nerviosos con mis dedos y decidí no dejar su expectativa en la estacada.
-Han descubierto muchas cosas, aquellos "científicos", cosas que ni yo sabia sobre nuestra raza, pero absolutamente nada de como separarnos. Ya les dije que era una cosa de almas y que no lo entenderían nunca con su "ciencia". Al final tu abuelo ha aceptado lo que le decía y me ha permitido estar a tu lado. En teoria como segundo guardaespaldas. Quién no querría a un guardia con poderes sobrehumanos a quien no le afectan las ondas anti-ESP? - dije con una media sonrisa melancolica.
-Y com sé que no estás mintiéndome, he? Quién me dice que no me estás engañando y que simplemente te has colado aquí sin que nadie lo notara?
-Son demasiadas coincidencias a favor de mi historia. Además, si fuera como tu dices por qué habría dos guardias armados a los lados de la puerta sin hacer mas que escucharnos conversar? -no supo responder pero los miró de refilón durante un momento -Tanto tú com yo podemos notar la forma inequívoca del aire que hacen sus barras de metal lanza proyectiles maléficos. ¿Pistolas se llaman? -temblé solo de acordarme de como las utilizaron contra mí. Me sorprendio mucho, casi salgo herido .
-E... estamos hablando en Magueco. Podría ser que...
-Tus ojos me dicen que ya me crees. ¿Te lo dice el subconsciente tal vez? -solté un suspiro.
Me miró mal. Por alguna razón estaba desesperada por encontrar cualquier rastro de mentira en mis palabras. No encontró lo que buscaba allí. Su inquietud se filtro en mí, pero ella seguia con la misma cara seria. Al final tembló de forma imperceptible. Si no fuara por mis mejorados sentidos no lo hubiera notado.
-Eso es mucha información de golpe. -dijo con voz ahogada. Al verse vencida por mis palabras apartó durante un instante la mirada -Tu sí sabes cómo puede deshacerse? Quiero decir... como mínimo sabrás como se hace alguien anagae, ¿no? ¿Por qué nos ha passado esto? -parecía necesitar una respuesta de manera urgente. Estaba asustada. Tanto que incluso sus sentimientos se filtraron a traves de nuestras almas:
Queria poder y esto tal vez me lo dé, pero... aun deseo más ser alguien "normal". Me hubiera contentado con ser una ESPer de nivel bajo- medio. ¿Por qué tuvo que ser algo tan extraño como esto? ¿Estoy destinada a no ser normal?
Tan nerviosa estaba que no supo que acababa de revelarme sus pensamientos mas profundos. Yo no dije nada, estaba abrumado por la intensidad de su deseo de "normalidad". ¿Qué clase de vida habia tenido para que fuera así? Decidí no comentarlo. En ese instante ninguno de los dos sabía lo cerca de la verdad que estubieron sus pensamientos, aunque más que el destino fué un plan calculado para ser ineludible, aunque aún no es el momento de que nos preocupemos por eso.
Apreté mis mandíbulas y respondí a la pregunta que me acababa de plantear:
-Mas o menos. -dije poniendo una cara extraña -Y no, no es algo que yo pueda deshacer. Y aun si se pudiese hacer sin acabar muertos los dos seguirás siendo una maga después. Digamos que es un poco como estar predestinados. La única diferencia es que no son nuestros cuerpos los que se atraen, sino nuestras almas. Desde el mismo momento en que ha pasado, hemos quedado ligados para siempre. Eso tiene cosas buenas, y cosas malas. Como todo en la vida.
-¿Por ejemplo? -dijo ella sin conseguir apagar del todo el miedo en su voz.
-Por ejemplo que miraremos al mismo tiempo, cómo casi comprobamos dos veces ya. Y que si nos separamos mas de 1000 metros también nos moriremos, o...
-¡¿Por qué me pasa esto a mi?! ¡Yo no era una maga antes de tocarte la mano! ¡¡Y todo lo que has dicho eran cosas malas!! -se tapó la cara con las manos, exausta mentalmente.
-No todo es malo, mientras mas juntos estemo, mas poderosos seremos. Nuestro poder se multiplicará. Y viviremos poco menos de trescientos años.
-¡Que bien! ¡Eso me deja mas tranquila...!
-¡Perfecto entonces!
-¡No quiero vivir tanto! -dijo enfadada -¡Era sarcasmo! Por mucho que te cueste creerlo a vezes lo utilizo.
-Lo he estado pensando, y he llegado a la misma conclusión que los "científicos" de tu abuelo. Tus habilidades como maga estaban dormidas por falta de pureza en tu sangre. No tienes suficientes antepasados magos "puros" como para que tus sinsacka salieran de manera natural. Por ese motivó tienes una tonalidad de cabello tan... degradada.
-¿Degradada? -preguntó ella, al oir nombrar sus cabellos amarillos y rojos. De golpe estaba interesada.
¿Tal vez porque eran su símbolo mas destacable de "no normalidad" antes de que fuéramos anagae y sus ojos y orejas se volvieran asi?
-Sí, los cabellos de un mago puro son totalmente rojos.
-Eso quiere decir que tu...
-Si, yo tampoco soy "puro". Mi padre era un honorable caballero del reino de Bortbanea en el gran continente. El actual Bartinia por lo que he descubierto. -mis propias palabras me pasaron factura. La cara me cambió a una de pesar al recordar sus últimos momentos y bajé los ojos con tristeza. La culpa me roía por dentro. Luego intenté fingir que estaba bien y la volví a mirar -El cabello rojo se va volviendo amarillo con cada generación en que un mago y un humano normal tienen descendencia; por ese motivó tienes mas amarillo que rojo. El cabello azul solo sale si el progenitor no mago es un hechicero, quiero decir, ESPer.