Kurogane
Pasaron los días, no pasaba nada fuera de lo normal y cada vez me gustaba más pasar el tiempo junto a aquella chica con mascara de acero y dudas infinitas. Lo deseaba de una manera en la que nunca había deseado nada antes. Y no entendía muy bien el por qué.
Después de ser lo suficiente buena con la magia pasamos de entrenar el combate con los puños a hacerlo con nuestras armas. No paramos de entrenar ni un rato libre pues a medida que pasaba el tiempo mas teníamos la sensación de que se acercaba algo, algo grande. También porque era como una droga adictiva para nosotros. Yo lo hacía para olvidar mi dolor y tristeza interior, aunque ahora ya quedaba mas culpavilidad que dolor, y ella para aplacar su miedo al poder, cuanto mas controlaba algo menos le temía pero al mismo tiempo nacía otro tipo de miedo.
Para quitarse de encima ese miedo debía controlarlo de cero otra vez y así surgiría una vaz más un miedo diferente. Esa era la razón por la qual le tenía tanto miedo a los cambios. Un nuevo cambio significaba un nuevo miedo que no estava bajo su control. De eso fue lo que me di cuenta con la charla de ésa noche meses atras. Era un ciclo sin fín y algún día se encontraría un miedo que no podría controlar. Eso destruiría su mente inestable. Para sacarla de allí necesitaba que en cambio de controlar su miedo se enfrentara a él. Pero ella no lo haría. Tenía que ser otro quién la guiara pero yo no sabía como hacerlo. Aún así había decidido ser su ancla, no para que no cometiera un error tonto cómo ella dijo, aunque éso también, sinó para que su mente no se derrumbase. Por lo menos ahsta que tuviera una forma de remediarlo.
Con los meses fuimos mejorando en la lucha poco a poco, llegando a un nivel tan alto ccómo lo sería el mayor de los ESPers de clase S. Por fín Sakura controlaba el cuarto círculo de sus conjuros, y yo comencé a usar mis propios conjuros de ese nivel para entrenarnos. Entre los que ella había aprendido existía uno llamado desintegración. No le gustó, le tenía miedo. Era demasiado destructivo y sólo era realmente util para matar, o destruir.
Un día Tsuneo, que también se había estado entrenando, pero por separado de nosotros, se nos acercó y nos dijo:
-¿Podríais hacerme un favor? He estado practicando mi ESP y hace un tiempo conseguí volver a sacar mi arma mental. No pensé en practicar con vosotros por que me parecía que aún estabas algo verdes en esto de combinar la lucha con armas y vuestra magia pero ahora creo que lo hacéis bastante bien. Por favor, dejadme entrenar con vosotros.
-¿Espera ... arma mental? ¿Que es esto? En mi tiempo no oí nada parecido. -pregunté desconcertado.
-¡¿Tsuneo eres un armamentalista?! ¿Un ESPer rango ARM? -preguntó Sakura, gritándole y con la boca abierta. Solo eso me indico lo impresionante que era tal revelacion. No es por menos ya que el rango ARM era el rango mas alto de ESPer documentado y se podian contar con los dedos de las manos los que existian. Todo alrrededor de ellos era un secreto de estado. Yo solo sabía de ellos su nombre. Al parecer Sakura sabía más. De seguro gracias a su abuelo.
-Repito... ¿arma mental? -pregunté confundido. Había estudiado muchos libros hasta ese momento pero nunca había escuchado ése término.
-No me extraña que te quisieran tanto los Tigres de Jade. Kurogane, los armamentalista comenzaron a aparecer hace cerca de 27 años y son la siegiente evolución de los ESPers y son muy escasos. Tienen la capacidad de materializar su mente: lo que son, lo que piensa y sus propios ESP mezclan para hacer un objeto semimaterial que aumenta su poder exponencialmente y te ayuda a no perder el control. Necesitas de sentimientos muy fuertes para convocarlo la primera vez. Muy a menudo los objetos convertido en armas, especialmente si el disparador es un hecho traumático, de ahí el nombre. Se puede saber qué posibilidad tienes de serlo con unas pruebas especiales, todos los rangos S deven presentarse voluntarios a ella por ley ya que es la misma pprueba para saber si hay o no posibilidades de que te conviertas en un NOVA loco y descontrolado. ¡Esto es increíble Tsuneo! ¿Por que no me lo habías dicho antes? -dijo ella enfadada.
-Yo... esperaba el momento oportuno para hacerlo. -dijo desviando la mirada -¡Te lo iba a decir, lo prometo! -se disculpó -Perdoname va...
-Me gustaría verlo. -dije con una curiosidad poco saludable y unos ojos inyectados en sangre.
-Humm, éso es, enseñanosla y te perdono. -dijo ella con ojos brillantes aunque intentava no mostrar-lo.
-De... de acuerdo, os lo enseñaré. -dijo suspirando -Lo ibais a ver tarde o temprano después de todo. -el chico extendió los brazos y cerró los ojos. Después de unos instantes el arma se empezó a materializar.
Estaba impresionado. Tendría unos dos metros de altura: un pequeño mundo flotante en medio de tres anillas alineadas, un bastón que se separaba en la punta como si tuviera seis ramas que iban en parejas. Las parejas atrapaban un anillo diferente cada una y de la mas exterior salía una hoja ancha, larga y curva. Tendría unos cientotreinta centímetros de largo y unos treinta de anchura.
-La llamo Hoz de las Dimensiones. Salió de mí por primera y última vez cuando los extorsionadores atacaron por última vez a mi madre. -no sabia a que se refería, aunque la Sakura parecía que sí, pero me daba igual. Parecia un maldito heraldo de la muerte con aquella cosa a cuestas. Tenia un aire perturvador. El poder que desprenia con ella en sus manos no era una broma. ¡Si iba en serio no podria hacer nada contra el! Aun asi...
-¡Por favor, entrena con nosotros! -... ¡luchar contra algúien superior a ti era una de las formas de hacerse rapido más fuerte!
Me hubiera gustado poder decir que lo hacía para poder entrenar contra alguien con un arma mental y entender cómo contrarrestarlas si me encontraba con algúna otra pero no sería verdad. No era la primera vez que tenía este sentimiento con Tsuneo pero no sabía el porqué. Ahora ya si.