Kurogane
Las vacaciones de la semana Iperal (una semana de vacaciones entre Abril y Mayo) pasaron, y con los meses llegaron las de verano. Ya había pasado 1 año y medio en el futuro.
Un mal día el abuelo Hatori nos llamó a Sakura, Tsuneo y a mi a su despacho.
-Pròximament tendremos una fiesta muy importante en territorio neutral. Podría ser el final de una guerra, o el inicio de la siguiente así que tendréis que portaros muy bien esta vez. Aun no estamos del todo listos para que se rompa el alto el fuego. No conviene retrasarlo más. -dijo el viejo, enigmático.
-¿Dónde? ¿Con quien? -pregunté con impaciencia. Lo sentía en mi sangre, ahí estaba la mala sensación que arrastraba desde hacía meses. Había asistido como guardaespaldas a varias fiestas de la alta sociedad, pero desde que estaba allí ninguna se había realizado en "territorio neutral". No sabía qué podía querer decir aquéllo pero el cuerpo de Sakura en un instante, pasó del relax absoluto a la tensión más inquietante.
A continuación el mayordomo, un hombre extranjero de cabellos grises llamado Claus M. Kain al que Sakura quería como uno mas de la familia, entró en el despacho con educación, y anunció:
-Señor, los trajes que encargó ya están aquí. Los he dejado en sus respectivas habitaciones. -hizo una reverencia y se alejó.
-¡¿Trajes?! ¡No me obligaran a ponerme otra de aquellas horribles "armaduras"! -dije horrorizado, escupiendo aquélla palabra con odio y repugnancia. Nadie me hizo caso, ya que al mismo tiempo Sakura empezó a decir:
-Lo único que nos obligaría a hacer una fiesta en territorio neutral sería ... -tenía una expresión muy oscura en la cara. Nunca la había visto así.
-Si, nieta mía, la familia de los Tigres de Jade ha pedido una reunión con el pretexto de que querían mantener la frágil "paz" que tenemos ahora y fortalecerla. Obviamente es una mentirá pero si no vamos tendrán igual un pretexto diciendo que los hemos insultado o alguna sandez de igual calibre. Sakura, si las cosas van tal como pienso y comienza una guerra, tendrás tu primera muerte antes de lo esperado. -dijo el viejo. La aludida, Tsuneo y yo nos pusimos blancos como el papel, había oído hablar demasiadas veces de la familia mafiosa rival a la que pertenecíamos como para no tenerle, aunque fuera un poco de miedo.
Miréa mi anagae y no pude evitar pensar en lo impresionante que estaría con un traje de noche. La primera vez que había tenido que ir de guardaespaldas "oficial" con ella a una fiesta de alto copete, me impresionó sobremanera. La recordaba como una reina de hielo en la primavera, atrayendo a todo aquel que se atreviera a poner sus ojos sobre ella, social y concisa, pero algo en ella hacía que mantuvieran las distancias. Un comportamiento bastante diferente de su yo habitual frio y mas reservado. De ahí podia entrever la dureza de ser una persona importante entre aquélla "alta sociedad oscura", tan diferente a la que pertenecía Tsuneo, o a la mia propia. Después de apartar aquellos pensamientos especulé interiormente sobre cómo sería un encuentro tan importante como el que se celebraría.
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La fiesta se celebró en el ático de un bloque de pisos impresionante. Y no sólo por la altura astronómica en que se encontraba la vivienda. Se trataba de una sola habitación grandiosa que daba la impresión de estar preparada expresamente para ese tipo de eventos. Unas escaleras discretas bajaban a unos aseos separados. Las paredes de la gran sala estaban empapeladas con unos motivos florales clásicos "espléndidos", como diría el abuelo de Sakura. Las lámparas dobles de cobre despedian una luz ténue creando un efecto calmante. El suelo estaba cubierto por una extensa alfombra roja apagada, que llenaba todas las esquinas del lugar a la perfección. Los camareros se paseaban con bandejas llenas de delicatesen, las cuales, por ser desgraciadamente sólo un guardaespaldas, no llegaria a tocar.
Cuando entramos en el lugar, el abuelo y Sakura fueron los únicos que supieron guardar las apariencias. Estoy seguro de que tanto Tsuneo como yo, sobre todo yo, nos hubiéramos echado encima si no llegamos a estar rodeados de gente elegante y superficial. Ha-Hung Taolyin también parecía tener una expresión de sorpresa evidente y sus amigos igual. A continuación la sustituyeron por una de profundo odio. Nosotros los copiamos segundos despues. El abuelo nos dejó para ir a charlar con unos "conocidos". Man-Eme Yuhu, jefe de los Tigres de Jade, estaba en el fondo de la habitación charlando con un grupo de empresarios millonarios. Lo reconocí de una foto. No le presté demasiada atención de momento, tenía otras preocupaciones.
Los discursos de bienvenida de los dos jefes mafiosos, como anfitriones que eran, pasaron y ellos mismos se fueron a una sala apartada para iniciar su verdadera reunion. Con ellos se fueron sus guardias de élite; entre los del abuelo de Sakura estaba Boris de quien me habia hecho bastante amigo durante todo ese tiempo. Mientras tanto Sakura y el heredero de la otra mafia, del cual ni siquiera me molesté en averiguar su nombre, atendieron a los invitados. Lo único que supe de él fué que sus guardaespaldas eran el grupito de Ha-Hung. A raíz de éso esperé y esperé pero no sucedió nada. La tarde fue pasando lenta pero inexorable hasta convertirse en noche cerrada. Yo no paraba de pensar en qué tretas nos tendrían preparadas aquéllos tres ESPers insufribles pero... nunca llegaron. Aún así a la hora de la despedida los tres se nos acercaron y su pequeño líder le dijo a Sakura en voz baja:
-No creas que por el hecho de saber quién eres pararé con mi venganza. ¡Ninguna interrupción o paz fortuita te salvará ésta vez! ¡Estamos preparando algo que nos hará mucho más fuertes! Disfruta de tu tranquilidad mientras puedas "Sanlen", nos vemos pronto. -dijo el apellido de Sakua con repugnancia, casi me echo encima. Se despidieron formalmente y mi amiga miró a su abuelo, el qual acababa de llegar a su lado, con una pregunta en sus ojos violeta oscuro. Ella no respondió, sólo siguió caminando hasta el aparcamiento.