Suzuka
Me despertaron unos pasos. Estaba oscuro. ¿Tal vez había llegado la noche? Alguien estaba intentando abrir la puerta a tirones. Debía de estar atascada, otra vez... Mi amado me estaba sosteniendo entre sus brazos, mi corazon latía más rápido de lo que lo había hecho hacía décadas atrás y sentía un calor y comodidad en mi pecho que nunca antes creí poder sentir.
Orto golpe... No quería volver a la realidad tan pronto.
Una vez esa idea pasó por mi mente el tiempo alrrededor de toda la cabaña donde nos encontrábamos se desacelero durante unos instantes. Me asusté. Era la primera vez que sucedía algo semejante, así que mi poder simplemente dejó de funcinar. Pero justo después de eso comencé a vislumbrar una multitud de imágenes segmentadas.
Mi Tsu-Nui seguía inconsciente debajo de mí pero no por mucho tiempo. Incluso sin dormir podía decirlo, fue extraño para mi, era la primera vez que podía mirar en la corriente temporal sin estsr dormida. Y lo hacía de forma tan fluida que me asustaba. Me venía todo a la vez. Si no conseguia estabilizar la corriente contínua de información, mi mente se rompería en pedazos y me volvería loca... más de lo habitual. Asi pues decidí dejar de mirar el futuro hasta encontrar una manera de poder controlarlo sin morir.
Al momento golpearon con fuerza la puerta otra vez y él se despertó sobresaltado. Yo fingí estar aun dormida para quedarme un poco más allí. Sabía lo que pasaría a continuación. Mientras mi amor miraba desconcertado a su alrededor la puerta se abrió con un gran estruendo y apareció un hombre viejo, enorme y musculoso con un hacha en la mano, un delantal de cuero viejo y un pañuelo negro en la cabeza. Ese, era mi abuelo.
Miró de forma oscura a mi amado y, por un momento, dió la sensación de que quería matarlo. Nono abuelo. ¿Incluso si eres mi ultimo familiar vivo te mataré si sigues haciendo eso, sabes? Por suerte para ti no lo haras. Lo vi antes de dejar de usar mi poder. Me miró haciéndome la dormída con una respiración ligera y me acurruque aún más en el pecho de mi Tsu-Nui. Que por fin se havia dado cuenta de que estaba encima suyo. Por un momento se quedó fascinado y eso me hizo sonreír profundamente. Era una sonrisa solo para él.
-¿Qué le pasa, señor? -dijo una voz bien conocida.
El chico mago se asomó por la puerta pero fue la otra la que había formulado la pregunta.
-Nada Sakura, lo que pasa es que de repente a Tsuneo le gusta flirtear. -dijo el mago con una media sonrisa. Mi Tsu-Nui se sonrrojo. ¡Que lindo!
-Que ?! ¿Tsuneo...? -dijo la chica exaltada y se asomó por el único rincón de la puerta que quedaba libre para mirar. Pareció relajarse un poco al verlo sin un rasguño, y un poco feliz, despues en el fondo de sus ojos tuvo una expresión pícara.
-Normalmente ni te acercas a chicas que no sean yo. Que extraño. -parecían muy cercanos pero no me preocupé. Eso es porque yo sabía que ella no lo amaba, no era un peligro para nuestro amor. Además, ella ya amaba a otra persona pero aún no se había dado cuenta.
Mi Tsu-Nui la miro perocupado. Yo sabía perfectamente qué rondaba por esa cavecita suya. La chica maga no toleraba muy bien los cambios drásticos como aquella situación, la cual aún no sabia exactamente qué era, pero que estaba seguro de que era extraña. Acababa de recuperarse del hecho de convertirse en una maga y no quería que todo el proceso volviese a empezar en su interior otra vez. Ella parecía normal pero él podía notar la angustia que corría por sus venas en aquellos momento. Solo que la disimulaba muy bien. Eso lo angustiaba aun más.
Yo lo sabía, pero no savia exactamente por que lo sabía. Fué una sensación nueva y estimulante. Usualmente no sé ni me importa lo que los demás piensen. Pero ese instante encendió una extraña chispa en mi. Quería saber más. No solo de mi amor sino también de los que lo rodeaban. Aunque los otros seguian sin importarme...
Por ese motivo decidí no matar a la chica. Después de todo aunque ella no lo hacía, mi Tsu-Nui sí la amaba y podría llevarme problemas en el futuro. Así que estaría en guardia por si pasaba algo entre ellos. Además, si la mataba el chico mago también moriría y eso sí sería un desperdicio con todo lo que había hecho por el.
-¡Y... yo, no lo sé! ¡No entiendo lo que ha pasado! ¡Me acabo de despertar! -mi amor alzando la voz más de lo que pretendía en un primer momento. Cosa rara en él. Me miró de reojo sonrojado, eso me complació.
-¿Quién eres y que haces con mi nieta? -preguntó de repente el abuelo con una voz profunda. Parecía que estaba a punto de enclastar su hacha en medio del cráneo de mi Tsu-Nui. Pero estava demasiado confundido por la situación como para darse cuenta de eso. Yo en cambio me prepare para contrarrestar y devolver cualquier ataque procedente del viejo.
-Eh? Yo? Eh..., mi nombre Tsu-Nui Sizherzi, pero me puede llamar Tsuneo Death si quiere... señor. No sé cómo ni cuándo he aparecido aquí y... y... la persecución, los collares y después... -¡se puso rojo al pensar en nuestro primer beso, que lindo que es! -P ... pasó algo y... y nos desmayamos por alguna razón.
Se intento incorporar pero me aferre mas fuerte a su pecho. El abuelo me dió un repaso con la mirada, se había dado cuenta de que yo estaba despierta, y después de fijarse en nuestros collares los ojos se le abrieron como platos. ¡Chee! De pronto bufó poniendo mala cara.
-No me puedo creer que al final lo hayas hecho Suzuka. -dijo el viejo. Parecía enfadado pero me daba igual. También parecía preocupado de una extraña manera.
Y sí, yo era Suzuka. La chica albina, de la que el abuelo hablaba. Me incorporé un poco y le sonreí. Pero desvié la mirada inmediatamente a un sitio más productivo en mi mente. Me acurruqué en el brazo de mí amado y le dije con una gran sonrisa angelical: