Mundo 1B - Capitulo 30: Sonlire

Sakura
 

Cada día que pasaba me costaba más hacerme a la idea de que habíamos viajado en el tiempo. Al contrario de como parecía estarle sucediendo a Kurogane que lo había aceptado enseguida. O con Tsuneo, que parecía que lo llevaba mejor desde que comenzó a entrenar a Suzuka. A mí en cambio me pesaba como el plomo por dentro y cada vez pesaba más. 
 

Pero lo aparentaba que lo llevaba bien, no quería preocupar a los demás con tonterías así que me mantuve callada. Kurogane fué el único en darse cuenta pero tampoco dijo nada. Por un lado mostrar un poco de mis emociones de vez en cuando me ayudó a afrontar mi miedo, y por el otro esas pequeñas misiones de espionaje me ayudaron a no pensar en que tal vez nunca vuelva a ver a mi familia otra vez. 
 

Pero eso ya no parecía del todo viable. Nuestra vida parecía avanzar inexorablemente hacia otro gran cambio. Incluso siendo en parte mi decisión, aun me sentía intranquila. 
 

Continuamos el viaje a bordo del carro sin otros incidentes, y varios días después llegamos a nuestro destino. 

El palacio salió de la nada. Tardé unos instantes en comprender que habíamos atravesado una barrera de ilusiones.

¿Tal vez de algún ESPer?.- Pensé.

Hanma nos explicó que era imposible de cruzar si no sabías que estaba allí o tenías poderes similares a los de quien la creó.

El lugar era más espléndido de lo que habría podido imaginar. Uno de los más importantes yacimientos arqueológicos mundiales en nuestro tiempo, se alzaba delante nuestro con toda su gloria. En nuestro tiempo nadie sabía quién lo había construido, ni cómo. Incluso en esos momentos, delante nuestro, se veía viejo y desgastado. Los del "Terecer Bando" solo estaban utilizando el lugar. Ellos no fueron los constructores.

Toda la montaña había sido esculpida de manera imposible incluso en nuestro tiempo. La delicadeza de las 2 estatuas que acompañaban la puerta principal era sublime. Representaban unos seres larguiruchos (una hembra al lado izquierdo y un macho en el derecho) de más de 2 metros de altura. 
 

Los seres tenían 6 brazos: los de arriba estaban cruzados sobre sus pechos, los del medio se alargaban hacia los lados como para abarcar el mundo y los últimos como meditando en posición de loto.

Tenían una cara que me recordó a la de un gato sin pelo, sus ojos estaban cerrado. Las orejas a los lados eran más bien humanoides pero crecían puntiagudas hacia atrás y sus piernas totalmente rectas con los pies apuntando hacia abajo daban a la estatua el efecto visual de estar levitando.

-Bienvenidos a Hinavara, la "Montaña Esculpida". -dijo el abuelo Hanma haciendo un gesto exagerado con el brazo para mostrar la maravilla arquitectónica.
 

-Más conocida en vuestra época como "El Castillo de Piedra" -añadió Suzuka con una de sus risitas escalofriantes -. Y el "Cuartel General" ahora mismo.

-Es magnífico. -dije emocionada por la vista celestial. Por un momento todos mis problemas desaparecieron. Pero sólo fue por un momento -La mayoría de grabados y estatuas están demasiado desgastados o destruidos en nuestra época. Esto es... -verlos con una buena parte de su esplendor pasado, fue más emocionante de lo que hubiera admitido en voz alta. 
 

-Sí... realmente impresiona. -dijo Kurogane abrumado. Tsuneo en cambio se perdió la mayor parte de aquella primera vista ya que justo después de decir su última frase Suzuka intento darle otro beso por enésima vez en ese viaje. Cosa no muy extraña últimamente. 

Hanma paró el carro frente a la entrada y algunos de los apresurados transeuntes o soldados que entrenaban en el patio, se pararon a mirarnos durante un segundo antes de continuar con lo que estaban haciendo.
 

-Parad de admirar y seguidme. Tenemos una cita con el general Sonlire. -dijo el viejo herrero guiándonos hasta la grandiosa puerta principal y haciéndonos entrar en el castillo. 

Sonlire quiere decir "atardecer" en Magueco, o nuevo comienzo. Según la tradición los magos comienzan el día cuando van a dormir. En ese momento pensé, curiosa, ¿cómo sería un hombre que tenía tal apellido? Además de que me sonaba de algún otro lado.

-¿¡Sonlire!? -exclamó Kurogane incluso más interesado que yo.

-Sí, el general Keleck Sonlire. Y creo que también se reunirá con nosotros su hermano pequeño, Jeka. Son unos magos ex-nobles. Demasiado idealistas para mi gusto, y para el del imperio también. Pero saben comandar un ejércitos y son listos como zorros. Ambos han llegado a controlar los cinco niveles de la magia antes de los treinta. Son los mejores guerreros del tercer bando. -dijo Hanma sin ralentizar el paso.

-¡Pero Sonlire era el apellido de mis antepasados ​​antes de que una situación desconocida les obligará a cambiarlo! ¡Antes de que huyran de este continente! -me contuve de gritar al recordarlo.

-Lo sé, me lo dijo Suzuka. Y me lo confirmó también. Tienes suerte muchachos, no hay mucha gente que pueda conocer a su antepasado muerto hace siglos. -nos dijo el herrero.

Kurogane estaba casi tan conmocionado como yo. ¡Porque si uno de esos dos era su antepasado, quería decir que era el mio también!

-Tenéis un aire similar. Aunque sois mestizos, y tú además eres medio extranjero chico. No espereis caerles bien. La espada que llevas en la espalda la estoy haciendo para él, ¿sabes? Keleck. Ésta es también una buena prueba de que sois sus descendientes.

-Kelek está casado con una mujer preciosa que se llama Marie Naris. -añadió Suzuka -Tienen una hija de once años llamada Narvena Sonlire. Ella es vuestra miles y miles tatarabuela. El hermano pequeño de Kelek, Jeka, tiene un destino extraño y nunca he podido verlo bien. Se pierde unos días después es de la batalla inminente...

-¿Morirá? -preguntó Kurogane ansioso.

-Estoy bastante segura de que no morirá, ¿o quizás sí? Mis visiones no van cuando aparece aquel "ser". Estoy prácticamente ciega ante él y me preocupa que todavía no sepamos el porqué.